Reforma Siglo XXI, Vol. 2, No. 1
Líderes de las iglesias luteranas “mainline” (denominaciones antiguas) en EE.UU. continúan expresando su entusiasmo sobre la Declaración Conjunta sobre la doctrina de la justificación. Esta Declaración es un documento ecuménico firmado en Augsburgo el 31 de Octubre por delegados papales y la Federación Mundial de Iglesias Luteranas. La Declaración dice haber resuelto el debate de 500 años entre Catolicorromanos y Protestantes sobre el asunto principal de la Reforma.
El reverendo H. George Anderson, moderador de la denominación americana más grande (ELCA) y uno de los cinco delegados en la representación internacional de luteranos cuando se firmó la Declaración, llamó el documento “un logro significativo en la reconciliación de nuestras dos tradiciones” y una afirmación “que hay acuerdo sobre este artículo crucial de la fe Cristiana.” Anderson dijo además que se esperan múltiples celebraciones entre Católicos y Luteranos a nivel de parroquia por todo el país en los meses venideros.
Aunque no hay ningunas consecuencias institucionales inmediatas, y aunque las interpretaciones eucarísticas todavía dividen las dos tradiciones, la Declaración dice que “las enseñanzas de las iglesias Luteranas presentadas en este documento no caen bajo la condenación del Concilio de Trento, (y) las condenaciones de las iglesias Luteranas no se aplican a la enseñanza Católica presentada en el documento.” El papa Juan Pablo II escribe diciendo que la Declaración es un paso clave en “la reconstrucción de plena unidad entre los Cristianos.” Y su representante principal en estas discusiones, el presidente del Concilio Papal para la Promoción de la Unidad Cristiana – Edward Idris Cardenal Cassidy – explica este acuerdo como un llamado a la misión conjunta, especialmente en evangelizar a los europeos seculares “quienes se han extraviado lejos de su fe tradicional.” Representantes de la Federación Mundial de Iglesias Luteranas hicieron eco de tales sentimientos, pidiendo por “cultos comunes” entre Católicos y Luteranos, y “más acción juntos en la vida pública.”
A pesar de tanta fanfarria, muchos teólogos permanecen escépticos. Una de la razones principales es que la Declaración, mientras reclama acuerdo en los “elementos centrales” de la fe, sólo ofrece explicaciones superficiales del porque las dos tradiciones han creído que tenían desacuerdos sustanciales durante cienes de años. En lugar de “resolver” el debate con referencia a las formulaciones antiguas – lo cual posiblemente hubiera resultado en uno de los dos lados admitiendo error – la Declaración dice ofrecer un consenso que los autores afirman puede ser aceptado por las dos tradiciones. Algunos reporteros preguntaron cómo el enfoque renovado del papa en cuanto a las indulgencias podía ser reconciliado con el aparente acuerdo. Voceros contestaron que todavía faltaba afinar detalles, pero que los puntos “centrales” habían sido resueltos.
No es sorpresa que los Luteranos confesionales están expresando gran desilusión con estos acontecimientos, y lo que revelan del estado teológico del Luteranismo en el mundo internacional. La Federación Mundial de Iglesias Luteranas, que dice representar 58 millones de los 62 millones Luteranos en el mundo, admite que hubo algunos debates internos en la Federación antes que acordaran en participar. De hecho, siete denominaciones miembros de la Federación, incluyendo la Iglesia de Dinamarca, registraron su desacuerdo con el documento. Pero la Federación insiste en que alrededor de 90% de las iglesias representadas estaban de acuerdo.
Las iglesias Luteranas de segundo y tercer lugar en tamaño en los EEUU, el “Sínodo Missouri” y el “Sínodo Wisconsin” (que componen la mayoría de los 4 millones de Luteranos en el mundo que no participan en la Federación) rechazaron las afirmaciones de los líderes de la Federación que la Declaración fue un “descubrimiento sensacional”. Al contrario, dice el pastor Luterano A.L. Barry, presidente del Sínodo Missouri, la Declaración es “terriblemente inadecuado” en sus afirmaciones sobre “cómo Dios salva (justifica) al pecador.” “Tristemente”, termina siendo “una traición del Evangelio de Cristo Jesús.”
Barry señala que el Vaticano, antes de firmar, aseguró a los Católicos alrededor del mundo que el documento “no representa ningún cambio en las enseñanzas de la Iglesia Católica,” y no “repudia las doctrinas de Trento.” El Concilio de Trento fue el concilio Católico del siglo 16 que condenó explícitamente a los Luteranos y Calvinistas por sus enseñanzas sobre la justificación por la sola gracia por medio de la sola fe en Cristo solamente. Para Roma, la santificación es parte de la justificación, y por eso la justificación no puede darse totalmente aparte de las obras. Según Barry, “esta declaración hecha con palabras cuidadosamente escogidas” permite que el papa pueda reclamar reconciliación, pero bajo las condiciones de Roma – es decir, “sin cambiar, retractarse o corregir” ninguno de los errores que condujeron a la Reforma.
La Declaración puede obtenerse en: www.elca.org/ea/jddj/index.html. La respuesta de los Luteranos confesionales puede obtenerse en: www.lcms.org/ctcr/docs/pdf/justclp.pdf