por Tim Monsma
Reforma Siglo XXI, Vol. 4, No. 1
«Ha sido mi constante oración que Dios me ayude a escribir este libro, para que la nueva generación de Tiv, la cual esta comenzando a entender este Nuevo Conocimiento, conozca tanto las cosas de los padres como las de la presente generación. Porque todo lo que pertenece a Tiv esta pasando, y la gente mayor, quienes deberían contarnos sobre estas cosas, pronto estarán muertos. Me hace entristecer cuando pienso que nuestra herencia se esta perdiendo, y que no habrá nadie que la recuerde… No importa cuan grande sea tu conocimiento, recuerda que eres un Tiv, sigue siendo un Tiv, y conoce las cosas de los Tiv, porque allí radica tu orgullo. Cobremos animo. El viejo hongo muere, otro brota en su lugar, pero la tribu del hongo sigue viva.»
Esas son las palabras de Akiga Sai publicadas por primera vez en ingles en 1939. Él era un joven muchacho de la villa del pueblo Tiv en Nigeria a donde los primeros misioneros llegaron en 1911. Él estaba muy al tanto de las viejas costumbres pasadas de generación en generación por los ancestros. Pero él sabía que una nueva era estaba comenzando y las viejas costumbres estaban muriendo. Con el propósito de que su pueblo no olvidara por completo sus costumbres y para que tuvieran un sentido de la historia, cohesión, y auto-estima a medida que entraban a esa nueva era, Akiga Sai escribió La Historia de Akiga (Londres: Oxford U.Press, 1939 y 1965; traducción y notas de Rupert East.)
Una y otra vez Sai menciona las dos fuerzas que promueven la modernización de su pueblo: El gobierno colonial Británico y los misioneros (los Protestantes de Sudáfrica y los Católicos de Alemania e Irlanda). Sai acepta la modernización como inevitable y positiva, pero desea que ciertas costumbres de su pueblo sobrevivan y creen integridad y cohesión en los años futuros.
Hoy en día en los círculos misioneros está de moda enfatizar en la necesidad de buenas técnicas de comunicación. El mensaje del evangelio debe presentarse de una manera apropiada para la cultura de la audiencia y la iglesia que se levanta también debe concordar con dicha cultura; eso es lo que se dice.
Todo esto es cierto, pero ¿Es suficiente? Los misioneros contemporáneos se auto-congratulan por sus excelentes traducciones bíblicas, servicios culturalmente relevantes, y mensajes bien comprendidos. ¿Pero qué hay de la semilla de cambio que han sembrado dentro de una sociedad? ¿Cuándo esta semilla produzca fruto, estas sociedades sobrevivirán o se desintegraran? ¿Aceptará la segunda generación de Cristianos esta fe Cristiana con el mismo entusiasmo que sus padres, o buscarán continuamente otra religión a la cual serle fieles? ¿Qué sucederá cuando su sociedad comience a cambiar rápidamente bajo el impacto de la modernización mundial? ¿Les da esta fe simple que les enseñaron los misioneros dirección para lidiar con la intriga política, la persecución por otras religiones, la exposición a los vicios de la civilización occidental, la urbanización, la explotación económica, y cientos de otros problemas?
Los antropólogos de ‘salvamento’ no buscan meramente recordar el pasado (como lo hizo Akiga Sai), sino, en muchos casos preservar el pasado por un período indefinido de tiempo. Algunos misioneros se comportan como ‘misioneros de salvamento.’ Quieren congelar una sociedad en una cierta etapa de su desarrollo, preservándola de las fuerzas que buscan el cambio.
Esta es una tarea imposible porque uno no puede impedir la modernización mas de lo que puede impedir que el agua entre en una esponja. Es mejor preparar a las sociedades para enfrentar el modernismo con sensibilidad y realismo.
Los misioneros, pastores nacionales, y todos aquellos que trabajen en situaciones multiculturales necesitan tener un mayor entendimiento de las fuerzas de la modernización que se mueven en los mundos.
Para empezar debemos comprender que son inevitables. Todas las sociedades concuerdan en que la muerte es algo malo. Sin embargo, sin la medicina moderna y el conocimiento actual sobre nutrición cerca del 50% de los bebes mueren antes de poder crecer. Pero tan pronto como uno reconoce la salud pública y la medicina moderna como necesaria, también debe aceptar todo el paquete que viene con ellos: letrinas, agua purificada, una dieta balanceada, dispensarios, y hospitales.
También, la mayoría de la gente desea leer. Quieren leer números para que los inescrupulosos no se aprovechen de ellos. Quieren leer sus Biblias u otra literatura religiosa; quieren leer instrucciones, contratos, y también los periódicos. Pero cuando han aprendido a leer la semilla de un drástico cambio cultural ha sido sembrada.
De allí que los obreros Cristianos deben reconocer, en segundo lugar, que la modernización no destruye por sí misma a una sociedad. La celebre antropóloga Margaret Mead, estudió la villa de Peri en la Isla Manus fuera de las costas de Papua, Nueva Guinea en 1928 y nuevamente en 1953. Ella descubrió que habían ocurrido cambios dramáticos en la forma de ajustarse e imitar el mundo moderno. Pero en su opinión, estos cambios en lugar de causar la desintegración de esta sociedad, mas bien la habían fortalecido y la habían hecho más viable.
Por el año 1990 la gente de la tribu de Tiv, de la que fue miembro Akiga Sai, había experimentado cambios dramáticos que Akiga no hubiera podido anticipar cuando escribió su libro en los años 30. Por ejemplo, los Tivs que siempre fueron valientes guerreros, se habían convertido en soldados y policías en gran numero. Ahora están esparcidos por toda Nigeria en ciudades y campamentos militares. Antes de la II Guerra Mundial prácticamente todos los Tivs eran granjeros y cazadores. Ahora muchos se han establecido en ciudades como soldados, policías, profesores universitarios, hombres de negocios, enfermeros, etc. La Cristianización de muchos y los cambios que han acontecido a todos ellos, no han dañado su ánimo por la vida ni su continuidad como grupo étnico.
En tercer lugar, comenzamos a entender la modernización cuando reconocemos que aquellos que viven en la ciudad y los que viven en las afueras de estas, forman en realidad una sola sociedad. La urbanización es un aspecto de la modernización porque mientras la urbanización se lleva a cabo dentro de la ciudad o su área metropolitana, la modernización cubre tanto a la ciudad como a sus alrededores. Puede que la modernización vaya a un ritmo más acelerado en las ciudades mientras que los pueblos más pequeños parecen quedarse atrás, pero ambos van por el mismo camino. Si una ciudad esta creciendo, los territorios aledaños ya no son mas una sociedad aislada sino que vive una relación orgánica con esa ciudad. La ciudad depende de sus alrededores para obtener comida mientras que estos últimos dependen de la ciudad para el gobierno, entretenimiento, información, compras, y cuidados médicos. Cuando visualizamos esta relación tenemos un mejor entendimiento del lugar que ocupan los Cristianos.
La comunicación Cristiana debe estar informada por un amplio conocimiento de la modernización y la urbanización, y la relación entre estos dos fenómenos gemelos. En la antigüedad algunos Cristianos reaccionaron al desarrollo del mundo volviéndose ascetas, aislándose de la sociedad contemporánea. El movimiento monástico también tomó esta dirección. Los Protestantes debemos tener cuidado de no caer en una mentalidad monástica que huye de la modernización o la ignora. Se podría escribir un libro entero sobre este asunto. Este artículo sólo tiene espacio para tres breves sugerencias:
1. Universidades Cristianas
En primer lugar, luchemos por universidades Cristianas de calidad. Esto se ha llevado a cabo en las naciones occidentales. Son testigos las muchas universidades Cristianas que existen allí. Pero la enseñanza superior Cristiana ha sido muy descuidada en los países del Sur donde la mitad de los Cristianos viven ahora. Hay un numero insuficiente de profesores Cristianos, ya sea del norte o del sur, que luchen con los problemas que provocan la rápida modernización, y que busquen llegar a soluciones Cristianas.
Jesús no rechazó la enseñanza superior. A la edad de doce años estuvo entre los maestros en el templo, aprendiendo mutuamente por el método de preguntas y respuestas. Él criticó a ciertos lideres por haber quitado la “llave de la ciencia,” (Lucas 11:52) pero Él tenia un gran respeto por el aprendizaje. A través de muchos relatos y parábolas Él aplicó el evangelio a los problemas de su tiempo. La enseñanza superior Cristiana provee la atmósfera en la que tales cosas pueden pasar hoy en día.
2. Acción
En segundo lugar, necesitamos una mentalidad que esté ansiosa por abordar los problemas sociales. A medida que comunicamos las verdades del evangelio en las iglesias, en la radio, las revistas y otro tipo de literatura, al igual que en las escuelas Cristianas, debemos aplicar el evangelio a los problemas que enfrentan las ciudades en el Mundo del Sur como en el Norte. Los Cristianos occidentales están ansiosos por discutir problemas como la adicción a las drogas, las guerras entre pandillas, y el crimen porque están demasiado familiarizados con estos problemas en sus propias ciudades. Las ciudades del Mundo del Sur también lidian con estos problemas.
Pero hay toda una lista de otros problemas que son especialmente prominentes en las ciudades del Mundo del Sur que pueden ser pasados por alto por los Cristianos del Norte. Aquí algunos de ellos: gobiernos coercitivos, persecución de Cristianos, soborno, favoritismos, lealtades a la tribu, servicios médicos inadecuados, y la interrupción de servicios normales como agua y electricidad.
Jesús no nos enseñó a ser pasivos cuando enfrentamos problemas masivos. El comportamiento pasivo del siervo que enterró su talento fue condenado. El comportamiento de aquellos que trabajaron con sus talentos fue premiado. Aunque Jesús dijo: “Dad al César lo que es del César” Él no dudó en tratar directamente con aquellos que estaban vendiendo ganado ilegalmente en el patio de los Gentiles en el templo. Cuando los Cristianos maduros atacan todos los problemas de palabra y de hecho las generaciones mas jóvenes de Cristianos verán la relevancia del mensaje Cristiano y desarrollarán una profunda lealtad hacia el mismo. El comportamiento Cristiano en el ambiente público será de recomendación de la fe Cristiana para aquellos que están fuera de ella.
En algunas áreas de Nigeria en los últimos años seguidores de religiones tradicionales han formado un bloque de votantes junto con los Cristianos para derrotar a los Musulmanes. Aun la mente pagana puede detectar la honestidad e integridad de ciertos candidatos Cristianos en contraste con sus oponentes Musulmanes y darles su voto a los primeros. Los Cristianos necesitan un sistema educativo en todos los niveles de la educación, tanto formal como informal, que aborde los problemas sociales de una manera responsable.
3. Compasión
Finalmente, y en tercer lugar, las comunidades Cristianas deben continuar demostrando la compasión de Cristo en medio de los trastornos y privaciones causados por una rápida modernización y urbanización. Siempre que una sociedad experimenta cambios rápidos es seguro que habrán algunos trastornos. Ese es el caso en muchas ciudades del Mundo del Sur. El desempleo es grande y la gente se ve obligada a crear su propia manera de sobrevivir si no quieren morirse de hambre. Vendedores ambulantes, niños lustrabotas, niños que limpian parabrisas, y traperos – no obtienen lo necesario para sostener una familia. A veces todos los miembros de la familia, incluyendo a los niños, deben trabajar sólo para sobrevivir.
En este punto, los Cristianos se han hecho presente con refugio comida, medicinas, y entrenamiento laboral. Recientemente presencié un maravilloso ejemplo de este tipo de compasión por parte de los Cristianos de Kingston por sus compatriotas Jamaiquinos. La necesidad de este tipo de respuesta continuará existiendo en el futuro porque los problemas de la urbanización en el mundo del Sur se intensificarán antes que apaciguarse. Simplemente son demasiado grandes de manejar para la mayoría de los gobiernos. Jesús se preocupó por los necesitados. Él sanó a los enfermos y paralíticos. Alimentó a los hambrientos. Se identificó con los pobres en muchas formas. Ese también es nuestro llamado hoy en día.
Cuando Akiga Sai vio que la modernización llegaba a su pueblo, escribió un libro para ayudar a mitigar la transición. La mayoría de las sociedades no tienen un ‘historiador residente’ para ayudarles a mitigar la transición de la vida tradicional a la vida moderna. Pero muchas sí tienen amigos como los misioneros y pastores quienes pueden ser de ayuda para ellos. En estos días de estrés y agotamiento, que Dios nos dé sabiduría para ser tan sabios como serpientes y tan inofensivas como palomas.