¿EVANGÉLICO O REFORMADO?

por Aldo Fontao

Reforma Siglo XXI, Vol. 4, No. 2

En una época donde la tolerancia es una obligación social, parece inadecuado, por decir poco, comenzar a marcar diferencias. Sobre todo si son tan sutiles en la superficie y en un tiempo en que la convergencia en predicar a Cristo, de cualquier modo, parece ser la consigna.

Sin embargo, estoy convencido que en la práctica tiene implicancias profundas en cuanto a la forma de vida, especialmente para quienes dicen ser calvinistas y en su práctica no lo son.

Planteo hacer lo siguiente:

1.- definir el concepto evangélico.

2.- identificar ciertas características prácticas que se observan en algunas de las actuales iglesias evangélicas

3.- buscar sus orígenes teológicos e históricos

4.- diferenciar los conceptos reformados

5.- analizar las diferencias

6.- Sacar una conclusión.

Parto de las siguientes premisas:

Me confieso evangélico en el sentido reformado ortodoxo del término.

Si “evangélico” implica hoy otro concepto, no quisiera que me identifiquen como evangélico. Estoy dispuesto a morir por Cristo, no por el término evangélico.

No dudo que mis hermanos con otro tipo de interpretación que la reformada son exactamente eso: mis hermanos en Cristo

Lo único que me motiva a hacer estas distinciones es el querer anunciar el Reino de Dios desde la perspectiva reformada y con una estrategia diferente.

1. Definición del concepto ‘evangélico’: 

El término evangélico tomó prominencia durante la Reforma cuando virtualmente era un sinónimo de protestante. Las dos causas principales de la Reforma fueron los temas de la autoridad de la Biblia y de la justificación. El tema central era la justificación, aunque en el fondo la controversia era la autoridad. “Sola scriptura” y “Sola fide” fueron los dos slogan mellizos de la Reforma. El término “evangélico” era el nombre amplio aplicado a muchos grupos que, a pesar de estar separados en diferentes denominaciones, coincidían en estos dos supuestos básicos a diferencia de la iglesia católica romana. Cuando decimos que la teología reformada es evangélica, queremos decir que la teología reformada comparte con otros grupos protestantes un compromiso con las doctrinas históricas de la “Sola scriptura” y la “Sola fide”. 

Desde el siglo 16 el término evangélico ha sufrido un significativo desarrollo, de tal manera que hoy es muy difícil de definir. En el siglo veinte tanto el concepto de la autoridad bíblica y la naturaleza y significación de la justificación por la fe sola, han sido desafiados desde adentro mismo de la comunidad de los evangélicos confesos. Ya no es más seguro asumir que si una persona se llama a sí mismo evangélico, la misma está comprometida con la “Sola scriptura” y “Sola fide”.

“Sola scriptura”: Hoy se dan además las profecías de Dios que en algunos casos orientan la vida de las iglesias. Del mismo modo la proliferación de sueños y visiones se agregan a “complementos” de la Palabra.

“Sola fide”: Si una persona no “acepta a Cristo” pareciera que no esta salva. El que creyere y fuere bautizado será salvo pasa a ser una condición para la salvación. Estas “obras” se viven como algo a ser realizado para completar la salvación de Cristo.

En un libro reciente de la iglesia católica romana, el autor se describe a sí mismo como un católico romano evangélico afirmando su compromiso con el romanismo ortodoxo. El usa el término evangélico porque también cree en el “evangelio”. 

La teología reformada comparte un cuerpo de doctrinas común con otras comunidades cristianas.10 En todo caso me limitaré al uso de este término en su sentido clásico e histórico. Evangélico significa hoy que la base de la fe está en los evangelios o “buena noticia” que es su traducción literal. Hay algunos grupos evangélicos que se caracterizan por aceptar como palabra de Dios solamente los cuatro evangelios. Otros se basan casi exclusivamente en el Nuevo Testamento. La implicancia del término ha variado significativamente.

El protestantismo ortodoxo (aún definido por teólogos dispensacionalistas) es el que considera que:

“la Biblia es la palabra de Dios infalible,la Biblia es la única regla de fe y práctica. El razonamiento humano y el conocimiento deben estar sujetos a las Escrituras, y no hay luz interior o revelación añadida más allá de lo que está contenido en la Biblia. La doctrina sin control y la revelación divina individual constituyen un peligro obvio. El Espíritu guía al individuo en lo concerniente a conducta y servicio, pero no en la formulación de doctrinas que puedan ser superpuestas a la palabra de Dios.”11 

Muchos de los movimientos modernos intra-evangélicos, pretenden basarse en las Escrituras, aunque la mayoría no podría sostenerse frente a una hermenéutica moderadamente rigurosa.

De acuerdo con 2 Timoteo 3:16 “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia,” y aquí el término Escritura significaba nuestro Antiguo Testamento porque el Nuevo aún no estaba escrito. 

Por último, la comprensión de la Biblia debe ser como un todo, buscando la unidad interna del multiforme testimonio de Dios. 

Como puede observarse entonces, hay diferentes conceptos de lo que “evangélico” implica. Hay evangélicos reformados y evangélicos no reformados.

2. Identificar ciertas características prácticas que se observan en algunas de las actuales iglesias evangélicas (no reformadas)

La influencia original es eminentemente norteamericana en la mayoría de ellas. El evangelio que se predica es entonces, un evangelio “americano”. Utilitario y personalista. Si “sirve” (no en sentido de servicio), se aplica aunque las bases teológicas eran discutibles. El evangelio apunta al individuo. 

Al no haber una comunidad unida por el “pacto de gracia”, no existe el mismo concepto de proceso comunitario de crecimiento. Se transforma entonces en una unión por intereses comunes por un tiempo. El evangelio predicado, las ordenanzas (la persona obedece individualmente a una orden de Dios), la adoración como expresión individual a Dios son ejemplos de prácticas similares con énfasis diferentes.

La experiencia personal es árbitro de la fe. “Ha tenido Ud. una experiencia personal con Jesucristo?” Las experiencias son dignas herederas del existencialismo contemporáneo. Esto lleva a la necesidad de “experimentar” a Dios, a veces en forma repetida, como imperativo de la vida cristiana. Sentir a Dios es más importante que creer en su misericordia y providencia. Cuando la “vivencia” de Dios es la norma, aún Dios queda sujeto, en ese individuo, a su voluntad o estado de ánimo.

Se buscan decisiones o manifestaciones públicas de fe mas que conocimiento del carácter de Dios

Caídas, ruidos de animales, búsqueda de sanidad, personas con poderes especiales, son algunas de las manifestaciones frecuentes en estas congregaciones. Son éstas expresiones prácticas de lo descrito previamente.

El énfasis moderno en los “profetas de Dios” o en “Palabra de profecía” generalmente comenzando con la frase: “el Señor me dice”.

Muchas iglesias modernas tienen largas reuniones de celebración y en algunas se ha llegado a omitir el mensaje de Dios. La “Sola scriptura” paso a ser “Sola adoratio”. Con la adoración es suficiente. Deliberadamente no incluyo la forma de adoración como un punto a ser discutido, ya que dichas formas son más culturales que teológicas por lo que no forman parte del presente análisis. Dichas formas son legítimas en la medida que busquen a Dios en primer lugar.

El apóstol Pablo es claro cuando dice que los dones son dados por el Espíritu como El quiere. Sin embargo, frecuentemente se abusa del don recibido o se pretende tener un don recibido aún de personas muertas. (Benny Hinn de Katheryn Kulhman). El hecho de tener ciertos dones del Señor genera un sentimiento de superioridad cristiana sobre los que no lo tienen o aún no los han “alcanzado”. El “don que me hace mejor cristiano” no es compatible con el Espíritu de Dios y Su Amor. 

Las necesidades dentro de la iglesia no son entonces de formación teológica sino de entrenamiento práctico en las áreas de sanidad, liberación, adoración. Los seminarios vacíos son una clara muestra de esta tendencia. Los reformados creemos en el “llamado interno de Dios”. Debe ir de la mano con el “llamado externo” de la iglesia y de una corte de gobierno. Algunas iglesias evangélicas no reformadas ven como modelo válido que sus jóvenes se aparten (y aislen) del mundo para “servir al señor”. Abandonando sus estudios y aún trabajos, el ideal es igual al ideal monástico de la edad media: son los levitas modernos. Esto no es el concepto del sacerdocio universal del cristiano. Dicho “sacerdocio” se ejerce entre las gentes y Dios, no entre los creyentes y Dios. 

La predicación mayoritariamente proviene del Nuevo Testamento y los pasajes de la Biblia son casi una excusa para el resto del sermón. Por ser nuevo pareciera ser mejor (esto esta ligado estrechamente al dispensacionalismo que es un movimiento cuyo máximo representante es Scofield con su Biblia anotada. El dice que una dispensación “es un periodo de tiempo durante el cual el hombre tiene que ser probado con respecto a su obediencia hacia alguna revelación definida de la voluntad de Dios.”12 Cada dispensación termina con fracaso y la iglesia es la actual dispensación que vive en el nuevo pacto porque el antiguo ya fue terminado. La conclusión práctica es que el Antiguo Testamento ya no es de mas valor, salvo que apunte al Nuevo. Es lógico entonces que haya dos tipos de vida, la normal, relacionada con la carne (AT) y la victoriosa, relacionada con el Espíritu y su venida). Por supuesto que esto es una incorrecta interpretación del dispensacionalismo original.

La persona puede responder al llamado de Dios desde alguna parte de su ser que aun queda en condiciones. El calvinismo señala que todo en nuestro ser está totalmente infiltrado por la maldad. Sólo el Espíritu de Dios puede restituir estas áreas. (El pelagianismo ha sido condenado como herejía en varios concilios. Propuesto por un monje irlandés a comienzos del siglo V, niega toda transmisión del pecado original y toda alteración de las posibilidades innatas de la naturaleza humana para su salvación. Minimizaba la eficacia de la gracia divina. Esta solo “ilumina” los esfuerzos humanos para alcanzar la salvación. San Agustín dirige su lucha contra el pelagianismo y esta doctrina será condenada en los concilios de Cartago de 418 y Orange de 529. Una variación es el semipelagianismo que implicaba, no llegar a la posición de Pelagio pero tampoco aceptar “la gracia” expuesta por San Agustín, es decir, el hombre participa, colabora).

3. Buscar sus orígenes teológicos e históricos

Basado en el evangelio, los evangelios o la “Sola scriptura”? Aunque la respuesta parezca obvia, podría ser una de las raíces de la diferente interpretación. 

Vivimos la cultura de la auto-ayuda. Ello nos lleva a buscar ser “mejores cristianos”. De allí a un ateísmo practico hay un paso. Podemos vivir como queramos pero, aplicando las tácticas adecuadas, garantizamos el cumplimiento de las promesas de Dios. No se habla de arrepentimiento, algunas “experiencias” me aseguran las promesas.

Charles Finney tuvo una considerable influencia sobre el movimiento evangélico. Es incluso uno de los héroes de Billy Graham (claramente calvinista) y puede decirse que el movimiento Vineyard, igle-crecimiento (de Peter Wagner) los tele-evangelistas y los promise keepers son herederos en alguna medida de su aproximación13.. El impulso moral de Finney apuntaba hacia una iglesia que debía ser un agente de reforma individual y social en lugar de ser el “Cuerpo de Cristo”. Una organización en lugar de un organismo. Algunos de los logros asociados a este enfoque fueron la abolición de la esclavitud, legislación laboral de niños, derechos de la mujer y prohibición de beber licor. Estos logros son válidos, sin embargo pueden tornarse peligrosos cuando reemplazan la tarea de proclamar la unión con Cristo. Inspiró un gran movimiento del Espíritu de Dios, centrado en el “sentir” del hombre y predicando, en lugar de la Biblia, un evangelio cuyo objetivo era “tomar una decisión”. El refiere que un día experimentó “un bautismo poderoso del Espíritu Santo” que “me atravesaba una y otra vez como electricidad … y parecía como ondas de amor liquido”. Desde allí se negó a asistir a un seminario y comenzó con sus reuniones en el estado de Nueva York. La similitudes con lo anteriormente mencionado son obvias.

Esta misma descripción de lo acontecido la escuché personalmente de Randy Clark, quien fue el que comenzó el movimiento del aeropuerto de Toronto (Toronto blessing/ Vineyard movement). Todo comenzó por una “experiencia personal” sin participación en la misma de la Palabra de Dios. La única pregunta de Finney para juzgar cualquier enseñanza era: ‘¿sirve para convertir a los pecadores?’ Utilidad mas que verdad era lo encerrado detrás. Dice Finney: “cuando uno peca deja de ser santo… El cristiano que peca y el pecador no convertido están parados exactamente en el mismo terreno”14. Dice también: “la obediencia plena presente, es la condición para la justificación”15. Ya no es la obra de Dios y su gracia sino una “obra” del hombre, la obediencia. De la misma manera puede interpretarse el “aceptar a Cristo” levantando la mano, parándose o pasando al frente. Sin esa aceptación “pública” la salvación no es segura (porque debe darse testimonio público de la fe). Las frases escuchadas en algunas iglesias evangélicas no reformadas: “acepte a Jesucristo y será salvo. No deje pasar esta oportunidad” y las historias de los miles que dejaron pasar el “llamado de Dios” y se “perdieron”, son altamente conflictivos con la noción de la gracia de Dios como elemento esencial y único de salvación.

Dice Finney: “el concepto calvinista de ser simultáneamente justificado y pecador, ha matado mas almas que la doctrina universalista, porque cuando un cristiano peca, cae bajo condenación y debe arrepentirse y hacer las primeras obras o perderse”. “Pecamos porque somos pecadores. Nuestro problema central esta en la necesidad de cambio de la ‘naturaleza pecaminosa’…” De acuerdo al referido concepto semipelagiano de Finney, al pecar nos convertimos en pecadores, por lo tanto debemos de nuevo arrepentirnos, y nunca tenemos seguridad de la salvación.

Según Finney y sus seguidores, somos pecadores porque imitamos a Adán, no por tener una naturaleza pecaminosa. Dice que Cristo “no podía morir por los pecados de ningún otro fuera de si mismo”. Finney creía que Cristo murió por algo, no por alguien. Ese algo, ese propósito, era demostrar el gobierno moral de Dios y llevarnos a la vida eterna por el ejemplo a imitar. No creía que la regeneración fuera un don divino sino que consiste en que un pecador cambia su meta última, su intención y preferencia, o cambia del egoísmo al amor. La “perseverancia hasta el final de la vida es otra condición para la justificación”, según Finney. Interpreta Romanos 7 como referido a la vida del apóstol antes de experimentar la “santificación completa”. Es un concepto parecido al de Lloyd Jones16 en ciertos aspectos. Wesley creía entonces en la vida perfectamente santa de algunos. Para explicar las faltas decía que la perfección cristiana era un asunto del corazón y no de hechos! Pero Finney insiste que la justificación depende completamente de la total perfección del creyente.

Los movimientos como el de igle-crecimiento ponen en el centro la capacidad de escoger de la persona, así como las emociones, dejando de lado la reflexión teológica. En lugar de Cristo se predica la conversión moral. Enseñan que la teología y la Palabra estorban a la iglesia e insisten en que no importa lo que crea la iglesia. “Muchos se han formado esta imagen del movimiento de igle-crecimiento: un proyecto tecnocrático al máximo, precisamente en asuntos donde se pone de relieve el lado espiritual de tal proyecto”17. Peter Wagner en una conversación publica conmigo me refirió que “la época de la Palabra había terminado, ahora era la época del Espíritu”. Similar expresión escuché personalmente de otro líder argentino de renombre internacional. 

Las “nuevas medidas” de Finney incluían la “banca de los ansiosos” (precursor del “llamado” en las iglesia evangélicas hoy), recursos emocionales que generalmente terminaban en desmayos, llantos y otras emociones. No discuto aquí la legitimidad de ciertas emociones ligadas con la presencia de Dios. Sólo su manipulación.

Desde 1787, época llamada el Segundo Gran Avivamiento en EEUU hasta el presente pueden verse los mismos factores comunes.

Algunas frases ilustrativas:

‒ “Nunca, nunca, nunca vaya al Señor a decirle: ‘si es tu voluntad..’. No permitan que estas palabras destructoras de la fe salgan de su boca.” (Benny Hinn)18

– “Dios nada puede hacer por usted aparte o separado de la fe, porque la fe es la fuente del poder de Dios”19 (Kenneth Copeland – el es una autoridad dentro del ‘movimiento de la fe’).

‒ “escribe 1, 2, 3, 4…si cualquier persona, donde sea, tomara estos cuatro pasos o pusiera en operación estos cuatro principios, esa persona recibiría todo cuanto quisiese, de Mi o de Dios el padre” 20 (Kenneth Hagin, recibido de Jesús quién se ‘apareció’ a Hagin cuando el ‘estaba el espíritu’. Pertenece al mismo movimiento).

Hay cientos de ejemplos documentados en el libro “Cristianismo en crisis” que pueden consultarse.

En suma, los evangélicos no-reformados creen:

– Dios no es soberano

– El hombre no es pecador por naturaleza

– La muerte sustitutiva de Cristo en realidad no era un pago por el pecado

– El nuevo nacimiento es el resultado de técnicas exitosas

– El avivamiento es el resultado de campañas planeadas.

– El evangelio que “sirve” de Finney crea perfeccionistas hoy, y mañana super-santos desilusionados y gastados que no quieren saber mas nada de Dios y su iglesia “evangélica”. 

– Hay un triunfalismo político basado en la idea de una América cristiana.21

– Las tendencias anti-intelectuales dan como fruto la baja asistencia a los seminarios siendo reemplazados por las clases bíblicas de las iglesias.

4. Diferenciar los conceptos reformados

En el siglo 19 los teólogos e historiadores, estaban ocupados con el análisis comparativo de las religiones del mundo buscando la esencia de la religión misma, reduciendo el cristianismo a su menor denominador común. Harnack22 redujo el cristianismo a dos afirmaciones esenciales: la paternidad universal de Dios y la hermandad universal del hombre. Y esto hizo que el estudio de la religión suplantara el estudio de la teología en el mundo académico.23 Se cambió el estudio del carácter de Dios por el comportamiento humano. En suma, el centro pasó de Dios al hombre.

Para la teología reformada, lo central es el carácter de Dios y Su Palabra. Si no empezamos por Dios y Su Palabra no soy evangélico en el sentido original.

Las cinco piedras fundacionales de la Reforma son:

‒ Centrados en Dios

– Basado solamente en la palabra 

– Comprometido solamente con la fe 

– Devoto de Jesucristo 

‒ Estructurado en 3 pactos.

Los reformadores del siglo 16 estaban interesados no en la innovación sino en la renovación.24 Como reformados aceptamos la existencia del ““pacto de gracia”. Chafer (quien no es reformado) dice: “la frase pacto de la gracia no se encuentra en la Biblia y, como es frecuentemente presentado por los hombres, está lejos de ser un concepto bíblico”25

Para los reformados el “pacto de gracia” puede definirse como: “aquel convenio de gracia entre Dios ofendido y el pecador ofensor pero elegido, en el que Dios promete salvación por medio de la fe en Cristo, y el pecador acepta está salvación por la fe, comprometiéndose a una vida de confianza y de obediencia”26. Sobre este “pacto de gracia” es que los reformados entendemos los sacramentos. Donde no se reconoce el “pacto de gracia”, no hay sacramentos sino ordenanzas. El “Nuevo Testamento” es nuevo en oposición al “Antiguo Testamento”, pero el “nuevo pacto” se opone al “viejo pacto”, siendo éste el pacto de Moisés en el Sinaí y no el pacto con Abraham llamado “pacto de gracia”.

Hay 3 pactos claves para la teología reformada: el pacto de redención, el pacto de obras y el “pacto de gracia”. La confesión de fe de Westminster establece claramente que la forma de salvación en el Antiguo Testamento es substancialmente la misma que en el Nuevo. La redención siempre es a través de la gracia por la fe. En el Antiguo Testamento estaba dirigida al futuro redentor prometido mientras que en el Nuevo lo está hacia la obra redentora de Cristo en la cruz. Somos salvos por gracia y no por obras (méritos). A veces el “aceptar a Cristo” se convierte en la obra que debo realizar para ser salvo. 

Quizá otro punto para señalar era la insistencia de Lutero en vivir vidas profanas, y con ello significaba vivir afuera del templo. Muchas de las iglesias evangélicas actuales hacen girar la vida de las mismas alrededor del templo. (la adoración, la oración, la intercesión, la enseñanza, el compañerismo).

5. Analizar las diferencias

Reducir las diferencias a calvinismo o arminianismo es hacer un reduccionismo inocente. Menos aún reducir la diferencia a presbiterianos y el resto es no entender el fondo de la cuestión. Muchas iglesias evangélicas son ortodoxamente evangélicas. Otras no. Hay una considerable mezcla de los factores enumerados como característicos de las iglesias no reformadas y de los principios reformados en todas las iglesias distribuidas entre las denominaciones (Finney – metodistas -pentecostales – presbiterianos – bautistas – hermanos – carismáticos, etc.). Especialmente entre estos últimos hay carismáticos católicos, carismáticos anglicanos, carismáticos bautistas, Bautistas carismáticos, y aún una Comunidad Carismática como denominación en si. Quienes estuvimos en el exterior tenemos la clara experiencia de que no es lo mismo un carismático en Singapur, en Estados Unidos, en Latinoamérica o en Argentina. Todos comparten la misma doctrina de los dones del Espíritu, pero son diferentes en formas y aún en el resto de las doctrinas. ¿Cuáles son los “verdaderos evangélicos”? ¿Los católicos?, ¿el resto?, ¿algunos de entre ellos? 

En suma, no se trata de identificar las iglesias o denominaciones correctas o incorrectas. Se trata de estudiar la teología que predican y la teología que viven. Si la teología que predican no es la evangélica histórica, son evangélicos diferentes. Si la teología que viven no coincide con la que predican y ambas son diferentes, y se auto denominan evangélicos, y no lo tomamos en cuenta, seguimos contribuyendo a la confusión reinante en la sociedad argentina de esta época. Tampoco la teología reformada garantiza una praxis bíblica. Pero la teología constituye la base de mi accionar.

6. Sacar una conclusión.

El problema mas difícil de resolver es para los que proclaman a Calvino pero viven como Arminio. La práctica no confirma su teología. Sin entrar a juzgar cuál es la correcta, hay una disociación teológica-religiosa.

Los reformados se han caracterizado por vivir en el medio de la tensión de dos mundos: ciudad-iglesia. Separarse del mundo no significa aislarse del mismo. Cuando toda la vida gira alrededor de la iglesia, hemos desequilibrado el balance ciudad-iglesia.

“Sola scriptura” significa que mi única fuente de revelación es la Palabra de Dios, no los hombres. ¿Todas las iglesias evangélicas tienen el mismo concepto?

“Sola fide” significa que sólo por fe soy salvo, sin el requerimiento de otros aditamentos. ¿Qué de la santidad, el aceptar a Cristo, mi caminar con Dios, etc?

Si los hombres pasan a ser el centro (de adoración, de acción, etcétera) y/o “algo” se necesita además de la “sola gracia”, se es algo diferente del concepto original. Estos dos conceptos resumen el ser un evangélico en sentido ortodoxo.

Finney decía que el evangelio enseñado por los autores de Westminster y el evangelio sostenido por los “verdaderos evangélicos” es “otro evangelio”. Es cierto. Si la doctrina e interpretación de Finney es la verdadera, yo no soy un “verdadero evangélico”. Lo acepto. Por eso soy reformado (evangélico).

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