LA CONFESIÓN DE FE DE WESTMINSTER EN LA HISTORIA

por Joel Beeke

Reforma Siglo XXI, Vol. 5, No. 1

La Asamblea de Teólogos de Westminster fue convocada en 1643 después de años de tensión entre Carlos I y su creciente Parlamento Puritano. Reunidos bajo la presidencia del erudito William Twisse en contra de los deseos expresos del rey, la visión original de la asamblea era crear una mayor uniformidad de la fe y la practica en todo el reino de Carlos. La tarea original de los delegados era revisar los Treinta y Nueve Artículos de la Iglesia de Inglaterra, pero después de firmar la Alianza y Pacto Solemne, esta asamblea se avanzó hacia la mas específica y exacta tarea de delinear una formula teológica y eclesiástica que condujera a la Iglesia de Inglaterra a conformidad con la doctrina y practica de la Iglesia Presbiteriana de Escocia.

Los muchos documentos compuestos por la Asamblea fueron producto de un proceso de trabajo de comités en las tardes, seguido por discusiones plenarias en la sala de la Asamblea en las mañanas, con reuniones regulares adicionales para adoración, ayunos, y cosas por el estilo. A pesar de los desacuerdos, los teólogos produjeron uno de los documentos verdaderamente monumentales en la historia de la Iglesia que desde entonces ha instruído, dirigido, e influenciado profundamente a las Iglesias Presbiterianas alrededor del mundo. La Confesión de Fe, junto con el Catecismo Breve , han influenciado el Presbiterianismo aun más profundamente que las Instituciones de Calvino.

La Confesión de Fe de Westminster representa un punto alto en el desarrollo de la teología federal, y su dinámica interna gira en torno del concepto de ‘pacto’. Dividida en treinta y tres capítulos, abarca minuciosamente el rango completo de la doctrina Cristiana, comenzando con las Escrituras como la fuente del conocimiento de las cosas divinas (de la misma manera que en la Primera y Segunda Confesión Helvética, la Formula de Concord, y los Artículos Irlandeses). Continúa con una exposición de Dios y sus decretos, la creación, la providencia, y la caída (II-IV) antes de explicar el pacto de gracia, la obra de Cristo, y detenidamente, la aplicación de la redención (VII-XVIII). En varios encabezados de los capítulos, se le da una cuidadosa atención a preguntas sobre la ley y la libertad, a la doctrina de la iglesia y los sacramentos (XXV-XXIX), y a las ultimas cosas.

Aunque la Confesión fue compuesta por disciplinadas mentes teológicas, también revela la influencia de hombres con una profunda experiencia en la predicación y pastoral. Es una expresión sobresaliente de la teología Reformada clásica creada para las necesidades del pueblo de Dios.

Su lugar histórico 

¿Cuál es el lugar de la Confesión de Fe de Westminster en la historia? En cierto nivel debe considerarse un experimento fallido. La uniformidad de la doctrina, el culto, y el estado que buscaba la Alianza y Pacto Solemne para las iglesias de Inglaterra, Escocia, e Irlanda probó ser inalcanzable. La restauración de la monarquía bajo el reinado de Carlos II de hecho cambió la corriente en dirección opuesta. Los Treinta y Nueve Artículos fueron dejados intactos para que sirvieran como la declaración confesional de la Iglesia de Inglaterra. El Libro de Oración Común fue publicado nuevamente y su uso en el culto publico se hizo obligatorio. La diócesis episcopal, en toda su elaborada forma medieval, fue reinstituida. El trabajo de los teólogos en Westminster simplemente fue puesto a un lado.

El resultado fue muy diferente en Escocia. La Iglesia de Escocia le dio una calurosa acogida a los Estándares de Westminster, mayores y menores. Sólo se registró una excepción referente a la cláusula de la Confesión (Capitulo XXXI, Sección II) que le da al magistrado civil el poder de convocar sínodos. Por lo demás según la Asamblea General los Estándares de Westminster representaban fielmente la fe, el culto, y el gobierno de la iglesia nacional de Escocia.

El éxito que tuvo Carlos II en restaurar el status quo ante bellum en la Iglesia de Inglaterra lo animó para llevar a cabo un esfuerzo similar en Escocia. La nación se levantó en defensa de los ‘Covenanted Attainments’ – o sea, los acuerdos pactados – de la Reforma Escocesa. Por mas de veinte años, oficiales del rey recorrían el territorio persiguiendo y matando a los seguidores del pacto. Unos 18,000 escoceses murieron por causa de su fe. A veces los ejércitos se enfrentaban en el campo de batalla, pero nunca Carlos ganó ningún terreno en su intento por anglicanizar la iglesia escocesa.

La gloriosa revolución de 1688 marcó el final de dichos esfuerzos. Bajo el reinado de un nuevo rey, William of Orange, los escoceses aseguraron para siempre su derecho a mantener en su iglesia la doctrina, el culto, y el estado de los Estándares de Westminster. La emigración escocesa y el trabajo misionero llevaron esos estándares a todas partes del mundo. Se desarrollaron grandes grupos nacionales a partir de los pequeños comienzos en Norteamérica, la India, Australia, y en todas partes. En todos los casos, estas iglesias hijas recibieron y adoptaron los estándares doctrinales de la iglesia madre, haciendo así de los Estándares de Westminster uno de los productos espirituales y culturales más importantes de Escocia para el mundo.

Hasta las ultimas décadas del siglo diecinueve, no hubo ningún reto importante a la supremacía de los Estándares de Westminster en la Iglesia de Escocia o en ninguna de sus iglesias hijas en otras partes del mundo. Aun la Secesión en 1733 solo sirvió para intensificar la devoción por estos Estándares, tanto entre la Iglesia de Escocia como entre los secesionistas del Sínodo Asociado.

Sin embargo comenzaron a surgir contracorrientes y pronto se hicieron esfuerzos por modificar y hasta suplantar la Confesión de la Fe de Westminster. Comenzaron a oírse objeciones contra lo que se percibía como un determinismo demasiado riguroso, o como un principio de persecución que investía al poder civil con la tarea de suprimir la herejía y castigar a los herejes.

En Escocia, varios cuerpos eclesiásticos hicieron Hechos Declaratorios imponiendo un significado particular sobre las palabras de la Confesión de la Fe, excluyendo lo que se consideraban como interpretaciones erróneas. La Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos adoptó un Acta Declaratoria similar y agregó nuevos capítulos a la Confesión de Fe en un esfuerzo por atraer a los disidentes anti-calvinistas de regreso al redil.

Los calvinistas fieles como Benjamín B. Warfield de Princeton criticaron duramente dichos esfuerzos y se dio a la tarea de demostrar que tales modificaciones eran imprudentes, innecesarias, y hasta engañosas. No obstante, los esfuerzos por modificar el calvinismo de la Confesión de Westminster encontraron apoyo entre muchos Presbiterianos. Su pensamiento fue influenciado por populares evangelistas arminianos como Dwight Moody y Billy Sunday, o por estudiosos y feligreses atrapados en el poderoso modernismo de los tiempos.

Iglesias más pequeñas que tenían reputación de ser ortodoxas y fieles a su herencia escocesa también se fueron rebelando contra la ‘carga’ de Westminster. Los Reformados Presbiterianos elaboraron un Testimonio al menos igual de extensa que la Confesión de Fe, para instaurarlo como la declaración de sus creencias distintivas. En 1925, la Iglesia Unida Presbiteriana de Norte América adoptó una nueva Declaración Confesional como sustituto a su histórico Testimonio de 18 puntos, pero en realidad, era un reemplazo teológicamente reducido y devaluado de la Confesión de Fe de Westminster.

Discusiones entre el gremio de iglesias Presbiterianas en los Estados Unidos indujeron a iglesias del sur como la Iglesia Presbiteriana en los Estados Unidos y la Iglesia Asociada Reformada Presbiteriana a adoptar revisiones de los Estándares idénticas o similares a aquellas adoptadas por PCUSA. El objetivo era eliminar cualquier obstáculo confesionario que impidiera la fusión de estos múltiples grupos en una sola denominación. 

En la última mitad del siglo veinte, se encontró una nueva forma de resolver cualquier problema de los Presbiterianos contemporáneos relacionado con los Estándares de Westminster. La Iglesia Unida Presbiteriana de los Estados Unidos produjo un nuevo Libro de Confesiones. La Confesión de Fe de Westminster y el Catequismo Breve fueron dos más de los muchos documentos que fueron desechados de la historia de la iglesia y organizados en forma de álbum como una especie de museo de la historia de la doctrina. La colección fue coronada con una nueva declaración conocido como La Confesión de 1967.

Este nuevo instrumento le permitió a la UPCUSA afirmar los Estándares de Westminster como parte de su historia sin comprometer a sus ministros y ancianos a ninguna cosa enseñada o mandada en ellos. Esto marco el final de la influencia de La Confesión de Westminster como una fuerza viviente en el grupo más grande de Presbiterianos en América.

Durante este periodo, otros grupos estaban emergiendo de los restos de las antiguas iglesias Presbiterianas en Estados Unidos. Todos tendían hacia el conservadurismo y todas declararon su adhesión a los Estándares de Westminster: la Iglesia Ortodoxa Presbiteriana (1936) , la Iglesia Bíblica Presbiteriana (1937), la Iglesia Presbiteriana de América (1973), y la Iglesia Evangélica Presbiteriana (1981).

Está cuestionado si estas nuevas denominaciones se adhieren a los Estándares de Westminster sin reservas, excepciones, o modificaciones. Ciertamente muchos miembros de estas iglesias son ignorantes y hasta tienen actitudes antagónicas a la doctrina y el culto que se establece en estos Estándares. No obstante, es notable que al comienzo de un nuevo siglo, estos Estándares mantienen su lugar como los estándares doctrinales y como punto de referencia de los Presbiterianos en Estados Unidos.

El crecimiento y vitalidad de estas nuevas denominaciones sugieren que los Estándares de Westminster permanecerán con nosotros por muchos años más. También hay señales alentadoras de que los estudiantes y ministros mas jóvenes tienen un creciente apego a estos Estándares. 

Los Estándares de Westminster todavía sirven de guía para muchos en Escocia e Irlanda del Norte. Existen varios grupos pequeños de Presbiterianos, y un importante grupo de evangélicos en la Iglesia de Escocia, que se adhieren firmemente a los Estándares de Westminster.

Nuevos grupos de Presbiterianos han surgido en Canadá, Australia, y Nueva Zelanda para mantener vivos la fe y el testimonio de Westminster en esas tierras. El trabajo misionero ha sembrado este mismo testimonio en Asia, y más notablemente en Corea del Sur, pero también en China, la India, Singapur, y otras partes. También África tiene un número creciente de iglesias Presbiterianas celosas por los estándares de Westminster.

Muchos de los teólogos de Westminster sufrieron en gran manera por su fe. Expulsados de sus iglesias y silenciados oficialmente por el Rey Carlos en 1662, hicieron lo mejor que pudieron en Inglaterra, despreciados como No-Conformistas. Ellos aceptaron su suerte porque creían profundamente en las verdades bíblicas que se resumían y se exponían en los Estándares de Westminster. No seria ninguna sorpresa para estos teólogos que los últimos 350 años no han removido a estos Estándares del lugar que ocupan en la vida y la obra de las iglesias de hoy en día. Ellos verían esto simplemente como la confirmación de la verdad de la Palabra de Dios “la cual vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23).

Evaluación 

La Confesión de Fe de Westminster sobresale en muchas áreas. Estos son algunos elementos notables:

1) Su diseño sistemático basado en los dos principios de: las Escrituras y el Dios trino. Creo que la Confesión de Fe de Westminster aunque no es un sistema escolástico por si misma, no pudo haber sido escrita fuera de los antecedentes intelectuales del escolasticismo Protestante, el cual contribuye significativamente a la bien conocida minuciosidad, precisión, y balance;

2) Su capítulo introductorio sobre las Escrituras, el cual según B.B. Warfield es el mejor capítulo de cualquier confesión Protestante;

3) Su formulación madura de la doctrina Reformada sobre la predestinación (III, V, IX, XVII). La Confesión contiene mas acentos supralapsarianos que otras confesiones reformadas previas, pero mantiene el enfoque básico infralapsariano de la tradición reformada confesional. Así, aunque se mantiene sabiamente evasiva entre el supra e infralapsarianismo, enseña claramente que la voluntad de Dios es la causa fundamental de todas las cosas, incluyendo la salvación del hombre. Enseña inequívocamente la doctrina de la reprobación, pero en términos cautelosos (III, 7-8), teniendo cuidado de equilibrar esta enseñanza con un capitulo sobre la libertad del ser humano (IX);

4) Su énfasis en los pactos como la manera en que Dios re relaciona con su pueblo a través de la historia es particularmente notable (especialmente VII). La Confesión ofrece la primera gran exposición Reformada sobre los dos tipos de pactos B el pacto de obras y el pacto de gracia. La teología de Westminster sobre los pactos es un desarrollo consistente con la teología Reformada B no una modificación o una distorsión del Calvinismo como algunos estudiosos han argumentado recientemente;

5) Su doctrina sobre la redención estructurada de acuerdo con los actos de Dios (X-XIII) y la respuesta humana (XIV-XVII), subrayando así su balance pactal entre la soberanía divina y la responsabilidad humana;

6) Sus capítulos puritanos sobre la doctrina de la adopción (XII) y la seguridad (XVIII) fueron únicos dentro de las confesiones Reformadas. Mientras que la critica a veces expresa que la Confesión es un documento profundamente escolástico (no tiene un capitulo separado sobre el Espíritu Santo por ejemplo), es interesante notar que es la primera confesión Reformada que tiene un capitulo separado sobre la adopción B quizás la menos escolástica de todas las doctrinas. Además, ninguna otra confesión Reformada había mostrado tal sensibilidad a las dificultades subjetivas que los creyentes tienen para mantener un grado saludable y consciente de seguridad;

7) Su firme afirmación de que la ley de Dios compromete perpetuamente la conciencia del creyente, aunque algunos estatutos civiles y ceremoniales ya no tienen vigencia (XIX), equilibrada con una cuidadosa formulación de la naturaleza de la libertad de conciencia Cristiana (XX);

8) Su visión puritana del Día de Descanso (XXI), afirmando ese día como una obligación perpetua con más firmeza que algunos escritos europeos Reformados. 

9) Su inclusión de la posición estándar Reformada de permitir el divorcio y un nuevo matrimonio únicamente por los motivos bíblicos de adulterio (XXI, 5);

10) Su distinción entre la iglesia visible y la invisible (XXV) está mas desarrollada que en cualquier confesión Reformada previa.

Conclusión

La Confesión de Fe de Westminster está en la cima de un gran desarrollo de la teología Reformada Inglesa y representa una teología desarrollada que es fiel a las Escrituras y que fluye del sistema Reformado de doctrina. Representa lo mejor del conocimiento puritano, mezclado con la sagacidad teológica escocesa. Su mayor desventaja es su falta del calor devocional del Catecismo de Heidelberg la cual, en nuestra tradición europea Reformada, hemos llegado a valorar profundamente. Finalmente, tanto las precisas declaraciones Reformadas de la Confesión de Westminster como las afirmaciones devocionales del Catecismo de Heidelberg son necesarias, porque enriquecen mutuamente nuestra herencia bíblica Reformada.

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