por Jaime Adams
Reforma Siglo XXI, Vol. 5, No. 2
En el capítulo 13 de la primera carta a los Corintios, encontramos el «poema de amor.» En los primeros siete versículos Pablo nos muestra el camino mas excelente del amor. Sobre la necesidad y las características del amor Pablo nos dice: «Si…no tengo amor, no soy mas que metal que resuena o un platillo que hace ruido. Y si… no tengo amor, no soy nada. Y si…no tengo amor, de nada me sirve.» Es necesario el amor en nuestros ministerios. Sin el amor no somos nada más que bulla y ruido—¡no somos nada!
¿Cuáles son las características del amor? «El amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1 Cor. 13:4-7). Pablo alaba las actitudes y atributos del verdadero Cristiano en contraste con los «fuertes» que andan con orgullo, envidia, y celos. El amor no es solamente indispensable pero es también el fruto del Espíritu Santo. El Cristiano no camina con el orgullo del pavo real sino con humildad para con los demás. Como pastores, debemos pastorear los corazones del pueblo de Dios con el amor del Espíritu Santo.
Ahora debemos tratar lo que Pablo afirma en los versículos 8-13. ¡El amor jamás dejará de existir! Pablo trata los dones espirituales en los capítulos 12-14, entre los cuales menciona ahora los dones extraordinarios: profecía, lenguas, y conocimientos directos de Dios (dones de revelación). En el versículo 8 Pablo declara que estos dones cesarán: «las profecías se acabarán» (el don de profecía terminará) y «cesarán las lenguas» (no se hablará en lenguas), «y la ciencia acabará» (los conocimientos directos de Dios tendrán fin). Pablo dice claramente: Las profecías (revelaciones de Dios) se acabarán, las lenguas (señales del pacto) cesarán, y la ciencia (conocimiento de Dios) acabará.
Lo que es característico de estos dones extraordinarios es que son transitorios, pasajeros, provisionales y parciales. No hay sombra de duda que las iglesias de hoy no han entendido esta característica provisional de los dones apostólicos (dones extraordinarios de revelación). Pablo dice claramente que llegarán a su fin cuando venga lo que es perfecto o «to teleion.»
Hay tres grandes preguntas que debemos contestar esta noche–tres preguntas que son necesarias para profundizarnos en lo que es eterno.
1) ¿Cuándo «desaparecerán, se acabarán» los dones extraordinarios?
2) ¿Cuál es el significado de «lo perfecto» o «lo completo»? («to teleion»)
3) ¿Qué debemos hacer?
La primera pregunta: ¿Cuándo desaparecerán los dones extraordinarios?
El cuando es muy claro. Cuando venga lo que es completo. En otras palabras el texto dice: ‘cuando tenemos todas las partes no hay necesidad de mas partes.’ Profecías, lenguas y ciencia de Dios desaparecen con el conjunto de todas las partes.
Recuerdo bien como mi esposa y mis tres hijos tenían el gozo de armar los rompecabezas. Yo entraba en la sala y los veía trabajando juntos con el propósito de poner cada pedazo del cuadro bello de un lago con un castillo… ¡Que proceso para armar el rompecabezas! El margen, los colores del agua, mar, etc., todo pedazo tiene su conexión única con los demás. Pero una vez está armado, ¡nadie puede añadir ni una pieza al rompecabezas! Hace daño a todo si alguien trata de poner un pedazo más. Ya está el cuadro completo.
Dios es quien da todas las partes de su cuadro redentor. Entonces cuando llega «lo completo» no hay más necesidad de los «dones extraordinarios» después de «lo completo», según Pablo. Es cierto.
La segunda pregunta: ¿Cuál es el significado de «lo perfecto»—«lo completo»? (v. 10). Casi todos los comentaristas dicen que «lo perfecto» es la segunda venida de Cristo o el nuevo cielo y la tierra nueva. Meditando y estudiando este pasaje alrededor de 1970 yo comencé a dudar de esta interpretación. A través de los años he llegado a unas conclusiones.
Primero: El contexto no menciona la segunda venida de Cristo. De hecho, no hay referencia en los capítulos 12-14 a la segunda venida del Señor. Se trata de los dones de revelación (profecías, lenguas, etc.). «Lo perfecto» (to teleion» aparece 18 veces en el Nuevo Testamento, pero nunca se usa con referencia a la segunda venida de Cristo ni al cielo nuevo. Esto me hizo dudar que «lo perfecto» fuera la segunda venida de Cristo.
Segundo: El texto dice claramente que cuando «lo perfecto» llega los dones se acaban, pero permanecen el trío de la fe, la esperanza y el amor. Mi pregunta era: ¿Permanecen la fe y la esperanza después de la segunda venida de Cristo? Sabemos de hecho que el amor es eterno, que durará en el cielo nuevo y la tierra nueva. Pero ¿la esperanza y la fe? La esperanza no es lo que nos caracterizará en el cielo.
«…También nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ya puede ver, ¿para qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos» (Rom. 8:23-25).
Ya en el cielo ¡todo es realidad! No hay más esperanza como ahora, sino realidad. Lo mismo tenemos con la fe.
«Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y mas quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor» (2 Cor. 5:6-8). «Es, pues, la fe la certeza de la que se espera, la convicción de lo que no se ve» (Heb. 11:1).
En la segunda venida del Señor, ya veremos. La fe y la esperanza no caracterizán el cielo nuevo. No son atributos del ambiente del universo nuevo.
Tercero: ¿Se acaban la ciencia sobrenatural, el conocimiento de Dios directo, las lenguas, las profecías y las revelaciones directas con la segunda venido de Cristo? ¿Cesación de los dones extraordinarios? No. ¡No! El apóstol Pedro dice,
«Aunque por ahora Jesucristo debe permanecer en el cielo hasta que Dios ponga en orden todas las cosas, como dijo por medio de sus santos profetas que vivieron en los tiempos antiguos» (Hechos 3:21, V.P).
Cuando llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas, ¡vamos a tener revelaciones directas de Dios en abundancia como nunca antes! ¿Lenguas? No entiendo yo como, pero vamos a entendernos a todos. Los judíos en hebreo con los griegos en su idioma, todos van a tener entendimiento. Los de toda familia, lenguaje y nación vamos a estar con el Señor: japoneses, alemanes, navajos, apaches, mexicanos, peruanos, quechuas, venezolanos, colombianos, nicaragüenses, costarricenses, hondureños y chinos también. ¿En la segunda venida parará el conocimiento directo de Dios? La segunda venida da impulso ¡no a la cesación, sino al comienzo de una nueva era con dones extraordinarios constantes!
¿Qué es «lo perfecto», «lo completo»? Pablo hace un contraste entre «lo parcial» y «lo completo». «Lo completo» no es la segunda venida de Cristo sino la revelación completa de la voluntad de Dios. Nos hace llegar a la conclusión que cuando tenemos todas las partes ya tenemos «lo completo.» Al tener el cuadro completo de todas las profecías, interpretaciones apostólicas, lenguas como señales y la ciencia directa de Dios ya tenemos la revelación completa. Es decir, con la finalización de la Palabra de Dios, los dones extraordinarios se acaban. No caben más piezas en el rompecabezas. Ya no hay más necesidad de nada. Ya tenemos toda la explicación de la obra redentora de Jesucristo. Con todas las partes unidas podemos ver todo el cuadro del plan de Dios, y ¡Qué bello es!
La tercera pregunta (la más importante): ¿Qué debemos hacer? Con la plenitud y la consumación de la revelación de Dios (la Biblia) hay cinco puntos importantes para nosotros como pastores:
1. Debemos ser maduros y no buscar más partes de la revelación de Dios. Pablo nos habla de la manera de pensar de los niños. Tienen partes del conocimiento, pero no tienen el cuadro entero. Razonan con sólo una parte del cuadro. Ya nosotros tenemos toda la explicación de la obra redentora en Cristo. Dios no nos manda más partes (libros de la Biblia) porque no nos manda a Cristo a morir otra vez en la cruz. Ya somos adultos con toda la palabra de Dios. Pedimos fervientes a Dios la iluminación de su Espíritu Santo para poder entender «lo completo» (la revelación de Dios en Cristo), pero ya no buscamos más las piezas del plan de Dios. No es inspiración que necesitamos sino iluminación del Espíritu Santo para predicar la palabra de Dios. No busquemos mas cartas de Pablo ni otra de Pedro, sino seamos maduros (¡y contentos!) con la Biblia completa en la mano.
2. Debemos vernos a nosotros mismos con claridad. En el versículo 12 Pablo dice que antes de tener «lo completo» vemos de manera indirecta y velada como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara.» «Ahora» (en proceso de recibir todas las partes), Pablo les dice, «conozco de manera imperfecta (incompleta); pero «entonces’ (con la llegada de «lo perfecto») conoceré tal y como soy conocido.» Pablo no habla aquí de cómo vamos a ver al Señor sino de cómo nos podemos ver a nosotros mismos en el espejo de la palabra completa de Dios. Con esta palabra podemos entendernos a nosotros mismos con toda la luz de Dios en Cristo Jesús (véase Santiago 1:23-25). El espejo es la ley perfecta en Cristo. Todos los santos de siglos atrás veían con oscuridad, parcialidad, en proceso. Ahora (después de la terminación del proceso) vemos claramente aun nosotros mismos con toda la palabra de Dios. Estudiemos la palabra de Dios porque podemos ver en ella todo lo necesario para nuestra fe y nuestra vida (2 Tim. 3:16). Es suficiente para aclarar cualquier dificultad de la vida.
3. Debemos confiar solamente en la Palabra de Dios. En el mundo de hoy hay tantos problemas y tanta injusticia. Sin embargo debemos tener fe en la Palabra de Dios. La fe en la palabra escrita es algo para ahora. La palabra es «lo perfecto» que es poderoso para salvar al hombre aun en este mundo de corrupción. Es «la palabra viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos.» No debemos tener fe en los grandes hombres sino en Dios y su palabra para cambiar el mundo.
4. Debemos vivir con esperanza. Dios nos da todo lo necesario por medio de su poderosa palabra. Es una palabra para nuestros días. Podemos vivir con gozo porque tenemos la palabra completa y aun más segura en su totalidad que la iglesia apostólica. Pablo proclama que ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor» (v. 13). ¡Nuestras vidas están llenas de fe y esperanza!
5. Debemos vivir con amor siempre. En lugar de vivir buscando más revelaciones (más partes del plan de Dios que sabemos está completo), más lenguas (como señales que la palabra de Dios es salvación para todas las naciones) y más milagros (la autenticación de los apóstoles como enviados por Cristo, (2 Cor. 12:12), vivamos en amor. Ya no somos «extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular» (Efesios 2:19-20).
Martin Lutero dijo:
«Yo tengo un pacto con Dios que El no me mande ni visiones, sueños, ni aún angeles. Estoy muy bien satisfecho con el don de las Sagradas Escrituras, las cuales me dan abundante instrucción y todo lo que necesito saber tanto para esta vida como para la venidera.»
El deber nuestro para hoy es vivir en amor con todos. ¡El amor es para siempre! Vivamos con madurez, entendimiento, fe, esperanza y amor. Sin el amor no somos nada, no somos nada más que «un metal que resuena o un platillo que hace ruido.» El mejor camino no es de buscar mas partes del rompecabezas de Dios sino de vivir en amor. Les dejo con las palabras de Pablo, el apóstol de Jesucristo: «…de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre si por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor» (Efesios 4:16).
Vivamos en amor—¡a la carga!