Por Carolyn McCulley
Reforma Siglo XXI, Vol. 7, No. 1
Casi inmediatamente después de mi conversión al cristianismo, Dios cambió radicalmente mis creencias sobre la abstinencia, y el aborto. Yo había sido durante mucho tiempo una defensora del ‘derecho’ de tener abortos, y nunca creía que yo llegaría a apoyar las clínicas ‘pro-life’, es decir, aquellas que atendían a muchachas que decidían tener hijos y no tener un aborto (estas clínicas ofrecen ayuda y el servicio de adopción si la madre lo desea). Cuando yo era una inconversa, apoyando los abortos, yo no sabía que estas clínicas existían, ni me importaba. Yo no sabía de aquellas personas que respaldaban su posición contra el aborto al servir a estas mujeres con tanto sacrificio y sin cobrar. Dentro de unos pocos meses de haber sido convertida, me matriculé para recibir entrenamiento en una clínica local, y dentro de algún tiempo llegué a ser una orientadora para mujeres buscando ayuda.
Cada vez que yo comenzaba con una nueva mujer, la conversación siempre comenzaba de la misma manera.
«¿Cuántos hijos tienes?» me preguntaban.
«Ninguno» yo siempre respondía con gozo.
«Oh», decían, y luego una pausa prolongada. «¿Has estado embarazada alguna vez?»
«No, nunca», yo respondía.
«Oh». Otra pausa prolongada. «Entonces, ¿por qué te asignaron como mi ayudante?»
Es una pregunta entendible, y nunca me desanimaba. Yo respondía que siendo soltera yo tenía más tiempo que muchas de las mujeres casadas que tenían sus propios hijos. Como yo tenía 31 años cuando comencé con este trabajo, yo creía que dentro de poco tiempo yo también sería esposa y madre. Pero han pasado muchos años ahora, y he tenido tiempo para meditar sobre la relación entre no tener hijos y la feminidad bíblica.
Toda mujer engendra vida
La Bíblia enseña claramente que la mujer es llamada para ser engendradora de vida. Desde la maldición sobre los partos de Eva, y las pruebas de la esterilidad de Sara, Ana, Raquel, Elizabet y otras, los asuntos del vientre de la mujer se destacan en las escrituras. Aún en el relato de Rut – para mi el papel más claro que la Bíblia da para la mujer soltera – cuando recibe las bendiciones de los ancianos en la puerta de la ciudad, consisten en «tener muchos hijos». Y el relato termina con el nacimiento de su primer hijo, quien fue el abuelo del rey David.
También me encontraba con el texto desafiante en 1 Timoteo 2:15, que la mujer será salvada por medio de tener hijos (los comentarios que yo leí no estaban claros sobre el punto de Pablo aquí). Pero Pablo añade «si ellas continúan en fe, caridad y sobriedad». Por la gracia de Dios – con o sin hijos – todas podemos perseguir estas cualidades, ¡por lo menos!
Con todo el dolor del parto, cualquier madre dirá que el embarazo y el parto es mucho más fácil que criar los hijos hasta llegar a la madurez. Los hijos requieren mucho cuidado años después de salir del vientre. Es aquí que la mujer sin hijos puede contribuir mucho en el proceso de ‘engendrar vida’, al apoyar el trabajo de los padres de familia alrededor de ellas. Esta ayuda es de especial importancia para aquellas madres solteras, quienes agradecen tremendamente a aquellas personas que les ayuden con la carga de criar hijos solas. Como tías, o tan solo amigas, mujeres solteras pueden hacer una inversión en el futuro al buscar relaciones positivas con los niños que las rodean. Y si ser tía te parece un papel insignificante, por favor lee 2 Reyes 11:1-3. Cuando la reina pagana Atalía, una persona mala y vengativa, decidió destruir toda la linea real, casi logra su meta si no fuera por un sólo bebé. De no ser así, hubiera extinguido la linea de David en la tierra. Fue Jehoseba, la hermana del rey muerto, Acaz, quien llevó a Josías, el hijo de Acas, y lo arrebató de entre los hijos que fueron muertos. Escondió al niño de un año junto con su nodriza, en el templo del Señor durante 6 años mientras Atalía reinaba. La madre de Josías era Ziba de Beerseba, mientras Jehoseba era su tía. ¿Quién sabe? Tal vez tú has sido llevada a la vida de tus sobrinos y sobrinas para tal labor de heroísmo. O tal vez tan sólo para cumplir el mandato de Salmo 145:4 de ser parte de una generación que traspasa el conocimiento de Dios a otra. De cualquier manera, tú estás haciendo una inversión en algo eterno.
Hablando de la vida cotidiana
Durante años me ha fascinado el pasaje de Isaías 54:1, donde dice que la mujer estéril cantará porque tendrá más hijos que la mujer casada. Esta imagen de la gloria futura de Sion nos llama la atención por los contrastes: gozo en medio de esterilidad, e hijos dados a la desolada. Dios continua, diciéndole a la mujer estéril que no se desanime, que ensanche su tienda. Obviamente estas son palabras proféticas acerca de Dios quien es Redentor, el Santo de Israel. Pero yo creo que hay también una aplicación práctica para la mujer estéril – que haga campo para los ‘hijos’.
Cuando yo era una cristiana nueva y una de las pocas solteras en mi iglesia, una amiga muy sabia me dijo que buscara algunas familias en la iglesia en las cuales invertir mis energías, y que limitara mi enfoque a ellas. En aquel momento su consejo me pareció un poco raro, como muy ‘selectivo’. Pero luego vi cómo esta práctica me permitió desarrollar relaciones personales significativas con los hijos. Cuando llegué a conocerlos bien, pude planear formas importantes para serles una bendición, apartando tiempo para sus actividades, comprando regalos que les fueran útiles. ¡Parece que me pasé disfrutando de ello! Cuando me tocó pasarme a otra iglesia, los recuerdos que estos amigos compartieron en la fiesta de despedida incluían trasnochadas, jugar en la lluvia, postres servidos antes de la comida, muchos chocolates y ¡otras cosas indisciplinadas! Ahora que tengo tres sobrinas y un sobrino yo planeo visitas, pasamos la noche juntos. Y más importantemente, oro con ellos y por ellos, intentando compartir el amor de Dios y el evangelio en formas que puedan comprender.
Estoy segura que tengo que crecer aún más en este papel, pero no quiero perder la visión de lo importante que es serle ‘tía’ cristiana para muchos. Cuando me desanimo, siempre puedo contar con Dios para proveer ánimo por medio de alguna cosa, como por ejemplo una nota dictada por mi sobrina de cuatro años: «De Claire: me encanta jugar contigo. Muchas gracias por la ropa y el libro. Muchas gracias por todo. Siempre te amaré. Te amaré hasta que la luna salga y hasta la mañana y hasta la noche». ¡Estas cosas crean en ti el deseo de ensanchar aún más las cuerdas de la tienda!