Por Guillermo Green
Reforma Siglo XXI, Vol. 10, No. 1
Pasé algunos de mis años formativos en zonas rurales. Mi padre era pastor de algunas iglesias rurales, y tengo buenos recuerdos de esos tiempos con él – andando juntos, cazando, pescando, acompañándole a predicar en una emisora de radio – de esas emisoras pequeñas locales de AM. Me acuerdo que la primera vez que me llevó a la emisora, yo estaba asustado de que cualquier ruido que yo hiciera fuera a salir al aire. Papá me dijo que le ayudara a que las agujas no se pasaran un cierto punto – ¡aunque no hubiera sabido qué hacer si se pasaran!
Una de las cosas que me gustaba mucho era ir a las subastas. Había muchos tipos de subastas. A veces papá me llevaba a las subastas de ganado, y siempre es un fenómeno para mi ver ¡qué tan rápido habla esa gente! Nunca les pude entender nada. Otras subastas eran fincas y casas, o cuando alguien moría y la familia vendía todas las pertenencias – mucho sin valor, pero de vez en cuando ¡algunas joyas para un muchacho de 12 años! De vez en cuando mis padres nos dejaban a mi hermana y a mi comprar alguna caja llena de cosas – una caja ‘sorpresa’. Era toda una experiencia ganando un objeto en la subasta. El subastador lógicamente intentaba subir el precio, y había algunos subastadores muy buenos. Tenían el don de convencimiento – de que cualquier cosa tenía un valor más de lo que estaban ofreciendo en ese momento. Al ganar nuestra codiciada caja, era un triunfo ir a reclamarla y llevarla a la casa. Tal vez salía algún cuchillo (a todo niño les gustan los cuchillos), u otro artefacto o antigüedad.
Recuerdos de mi niñez volvieron a mi mente anoche mientras presenciaba el maratón del canal Enlaces.1 La animadora que instaba a todo televidente era una copia extrañamente exacta de los subastadores que yo oía hace muchos años. Con una pequeña diferencia – no había ninguna caja concreta que traerme a casa, ni una vaca, ni un carro. Claro – se me prometía todo eso – ¡y más! Pero ‘por fe’ se tenía que recibir. ¿Qué pensar de esta subasta de bienes terrenales en nombre de Dios y la fe?
Las subastas utilizan la repetición fuerte
Toda subasta consiste en intentar convencer a los oyentes por medio de la repetición. Una y otra vez se dice – casi como ametralladora – que compre, compre, compre. Repiten el precio, repiten qué tan valioso es el objeto, repiten que ud. debe comprarlo, repiten el precio, repiten qué tan valioso es el objeto, y así sigue.
Es comprobado que el ser humano es susceptible a la repetición. He oído un dicho cínico que dice así: «si repites una mentira suficientes veces, se llegará a creer». Y esto lo vemos desde políticos hasta predicadores. No importa si algo no tiene fundamento en la realidad – se sigue repitiendo y la gente llega a creerlo. En muchos países los políticos repiten una y otra vez «trabajo, paz y estímulo económico», y la gente les cree – mientras siguen robando millones de los cofres del Estado, a costas de los impuestos cuidadosamente recaudados.
La ciencia de la propaganda televisiva y radial se fundamenta en que la repetición convence. ¿Cuántos comerciales por Coca Cola has visto tú en tu vida? Adivina cuál es la bebida más popular del mundo. La repetición vende.
En la ‘Subasta santa’ de Enlaces, me puse a tratar de contar las veces que se repetían las palabras «bendición, siembra tu semilla de fe, haz tu promesa para con Dios, pacta con Dios» pero perdí cuenta. Era ‘buena’ la animadora – hablaba tan rápido que a veces no se distinguía si estaba hablando lenguas o subastando las múltiples bendiciones de Dios. Por cierto, cuando aceleraba tanto la velocidad de las palabras que ya no se distinguían, se quedaba balbuceando lenguas que parecían «¡Baal, Baal, Baal venga y bendiga!»
La animadora miraba la cámara y repetía exactamente lo que tú tenías que hacer – tomar el teléfono y llamar. En la pantalla estaban los números para cada país en que se pasaba el programa. Como ametralladora ella decía que tú debías sembrar tu semilla de fe porque Dios estaba probando lo que estaba en tu interior, si tú estabas dispuesto a dar a Dios primero, para que luego fluyera la bendición. Olvídate de tratar de analizar lógicamente lo que estaba diciendo – eso no es el punto. El bombardeo tenía un sólo propósito – llamar por teléfono y hacer tu promesa o tu pago. La ‘Subasta Santa’ utiliza bien el principio de la repetición. Sin embargo, no se me va la pregunta: «¿Jesús subastaba la gracia de Dios en algún momento? ¿Por qué las tácticas de subasta para comunicar el Evangelio? ¿Por qué utilizan técnicas comerciales que relacionan dinero con el Evangelio?» Es raro. Nuestro Señor nunca recurría a semejantes cosas – todo lo contrario.
Las subastas te convencen que necesitas el artículo
La tarea principal del subastador es vender. Debe vender la vaca, la casa, o el carro. Al subastador no se le pide analizar el valor de la compra – su tarea única es vender al máximo precio que pueda. Los buenos subastadores utilizan variadas técnicas. Algunos son chistosos, otros convencen por la fuerza de su voz, la repetición, señalando que la competencia podría ganarle si no accedes ¡ya!
La ‘Subasta Santa’ de los maratones ‘evangélicos’ recurren a las mismas tácticas. Te prometen que, a través de esta subasta, tú puedes obtener ‘bendición, prosperidad, puedes realizar tus sueños, puedes conseguir casa, carro, esposa, salud, amor, dinero’ – para mencionar sólo algunas de las cosas prometidas. Si pones cuidado a estos subastadores, verás que son expertos en prometer muchas cosas – todas en un chorro rápido de palabras. Ellos saben que están hablando a una audiencia amplia, y deben tratar de cubrir todos los deseos. Es por eso que prometen todo – tanto lo tangible como lo no tangible. Pero van un paso más allá. Te convencen que tú necesitas esta bendición. Mientras escribo estas lineas, Hugo Solís de Costa Rica está participando en el maratón de Enlaces. Está pregonando con mucho fervor lo siguiente:
«¡Dios te creó para recibir bendición! ¡Dios te creó para que fueras prosperado! ¡Dios te creó para que cosecharas lo que sembrabas!»
De esta manera los subastadores de la religión intentan convencer que realmente necesitas enviar tu dinero, de otra manera estás quedando fuera de los mismos propósitos de Dios.
Los subastadores son expertos en cerrar la venta
Un buen subastador hace uso excelente de la emoción y el deseo humano de no quedar de último. He visto un buen subastador trabajar un grupo de una manera que llega a ser casi una leve manipulación. Sabe cómo poner un comprador contra otro. Sabe llevar los precios hacia arriba poco a poco. Y cuando cierra una venta comienza de inmediato con otra – para que los que perdieron no tengan que quedarse con sólo las ganas de comprar – ¡hay otra oportunidad!
En la ‘Subasta Santa’ de la religión, pasa exactamente lo mismo. ¿Por qué ponen tantas veces en la pantalla las impresores tirando las ‘promesas’, y don Jonás nos cuenta de cómo están llegando los votos de pagar dinero desde todas partes de Latinoamérica. ¿Por qué? Porque esto es un principio elemental de la subasta. La subasta (perdón, el maratón) sólo dura un tiempo limitado. Si tú no envías tu promesa ahora, podrías quedar fuera de la bendición. ¡Vean cómo trabajan las impresoras! ¡Rápido – llama para que no se te pase esta oportunidad también!
La subastadora anoche decía muy claramente que «ahora es el momento» de decidir. En ese momento tú debías ‘comprar’ la bendición. Aunque no dijo que se agotaba la bendición – sí lo dicen de otra manera. El hecho de que las promesas son llevadas al altar de Enlaces implícitamente comunica algo: si tú no llamas a tiempo y tu promesa no se consagra en ese altar – te quedarás sin la bendición de Dios. Los testimonios son usados en este contexto – alguno recibió bendición por pactar con Dios sobre este altar – ¡y ahora es tu oportunidad! ¡Apúrate!
Están utilizando las mismas tácticas que los subastadores en ‘apurar’ la venta con alguna forma de presión. En este caso Enlaces Ltd. ha creado el altar santo – dando a entender que si tu voto no se consagra ahí, pones en riesgo la bendición. Muchas veces oí a los subastadores decir: «¡Se va a cerrar la venta! A la una, a la dos, a la tres – ¡vendido al señor del sombrero negro!…» En la ‘Subasta Santa’ lo mismo ocurre – si no llamas y prometes dinero al finalizar el evento, se fue la bendición para otros y no para ti.
Lo que NO hacen los subastadores comunes, que SÍ hacen los de la ‘Subasta Santa’ Mentir
En todas las subastas que he visto, nunca vi a un subastador mentir descaradamente. Por supuesto, intentan convencer a los compradores a que compren. Pero si una vaca renquea un poco, dicen algo así «La vaquita cojea un poco pero ¡no le afecta el sabor para nada!» Si están subastando un carro le animan a las personas a ojearlo bien porque la venta será en firme. En cambio, los subastadores de la religión mienten abiertamente. En primer lugar, prometen un montón de cosas que Dios nunca prometió. Según su teología Pablo seguramente no tuvo fe – porque nunca se liberó de su aguijón. O quizás no sembró lo suficiente en Enlaces y por eso quedó honrado solamente con escribir la mitad de nuestro Nuevo Testamento pero no de ser sanado de su aguijón. Y Jesús no debiera haber ido a la cruz de Calvario, porque pidió ser librado de ella. Y si respondes, «Pero él quiso hacer la voluntad de su Padre» – respondo yo: «Y la voluntad de su Padre fue una cruz – lo mismo que podría ser para otros». ¿No fue Jesús mismo él que dijo que debíamos tomar nuestra cruz y seguirle? ¿Por qué la ‘Subasta Santa’ nunca subasta cruces? ¿Cuántos pagarían por sufrir? A ver…
En segundo lugar, mienten abiertamente enseñando que Dios tiene que recibir dinero para que nos dé bendiciones. Jesús nos enseña que «de gracia recibiste, dad de gracia» (Mateo 10:8). La religión Cristiana se distingue de todas las demás religiones del mundo precisamente en este punto – la gracia soberana de Dios. Si Dios escogió a los suyos desde antes de la fundación del mundo (Efesios 1:4; Apoc. 17:8), y en el tiempo los atrajo a sí mismo obrando fe en su corazón, y si Dios dio su propio Hijo por ellos y con él les ha prometido dar una gran herencia en gloria (Romanos 8:17-39) – entonces, ¿de qué habla la ‘Subasta Santa’ de dar a Dios para que él nos dé? Dice la Biblia claramente:
«¿Quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén». (Romanos 11:35-36)
Decir que tenemos que dar a Dios para que él nos dé atenta contra la gracia de Dios, la bondad de Dios, la sabiduría de Dios y la gloria de Dios. Es una blasfemia porque reduce el Cristianismo a otra religión pagana. Los baales de Canaan y los dioses modernos paganos – todos – primero exigen para que luego bendigan. El mensaje de la ‘Subasta Santa’ es el mismo. Es una subasta pagana: ‘Pague para que los dioses le recompensen su ofrenda’.
Es interesante el énfasis que hace Enlaces en el concepto ‘sembrar y cosechar’. Los dioses paganos son dioses de la tierra, de fertilidad, de prosperidad terrenal. La ‘Subasta Santa’ habla principalmente de prosperidad terrenal.
→ ¿Por qué nunca prometen que él que ofrenda más será el primero de irse en el rapto? ¡Porque no se trata de irse de este mundo, sino de disfrutar su prosperidad!
→ ¿Por qué don Jonás nunca promete una casita un poco más espaciosa en el cielo?
→ ¿Por qué Jonás nunca promete un BMW celestial con qué pasear con Abraham – su héroe de prosperidad y bendición? Es obvio. Jonás Inc. no tiene interés en el cielo, porque dejaron de promover el Cristianismo y se dedicaron a proclamar su versión ‘cristianizada’ del paganismo.
Advertencia: No compres en la ‘Subasta Santa’. Es un fraude.