EL ABORTO Y LA REALIDAD LATINOAMERICANA

Por Carlos Eleacyn Cortes Pérez

Reforma Siglo XXI, Vol. 11, No. 1

«Los hijos son un regalo del Señor, el fruto del vientre es una recompensa».

Salmo 127:3.

Hace ya 20 años, vi por primera vez un video de cómo se destrozaba un feto, y en ese video se veía las ganas de vivir de la pobre criatura, eso me conmovió muchísimo y desde ese entonces empecé a atacar el aborto, aunque ya varios vecinas de mi vecindad se lo practicaban y lo decían abiertamente sin temor de qué dirían los demás. Qué descaro tan grande, y qué falta de amor y de temor a Dios. Existe un refrán popular que el fin no justifica los medios, pero en el mundo están invirtiendo ese refrán con relación al aborto. En Colombia existe una ley que apoya esa practica cuando haya violación o cuando la vida de una madre esté en peligro. Esta práctica entró de forma legal en Latinoamérica (aunque era ya aceptado y tolerado por muchos sectores de la sociedad) el 25 de agosto de 2006 cuando una niña de 11 años fue violada y la criatura indefensa que no tenía la culpa del la agresión fue abortada. Cosas como estas son ahora el pan de cada día en cualquier clínica colombiana aunque la ley antes la prohibía. Cuando se daban estos casos o cuando sabían de un aborto no se inmutaban. Además se calcula que anualmente mueren unas 5 mil madres en Latinoamérica realizando abortos clandestinos. Y todavía las personas no toman conciencia del mal que están haciendo. Suena ilógico que en países que son la cuna del catolicismo como España e Italia le den vía libre a ese tipo de prácticas. Cuando era muy niño me pidieron un favor que comprara en una farmacia una píldora, no sabía para que servía. Después, cuando la compré, supe para que servía esa pastilla, llamé a la policía para denunciar a la farmacia que vendía la droga ilegal en ese tiempo y me respondió el operador, «ves a recogerte pelao» (no pierdas el tiempo muchacho).

Este plan es conocido como la iniciativa de una maternidad sin riesgos y empezó en 1987. Para 1991, ya se había desarrollado en más de 70 países de Asia, África y el Oriente Medio. Sus patrocinadores son el Programa de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), el Fondo de Población de la ONU (FNUAP o UNFPA, por sus siglas en inglés), el Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF). La Maternidad sin Riesgos incluye, entre las otras cosas que «es necesario hacer», proporcionar servicios adecuados de «planificación familiar» (esterilización, anticoncepción y aborto) para todos, educación para la vida familiar («educación» sexual inmoral) para niños y adolescentes, y medidas para reducir el índice de «abortos arriesgados» (léase: abortos ilegales). Para los que promueven la anticoncepción y la muerte por medio del aborto como «solución» a los problemas sociales, los únicos abortos arriesgados (para la madre, porque el niño no nacido siempre muere) son los abortos ilegales. Estos promotores cierran los ojos a las incontables complicaciones serias y a las muertes maternas que ocasiona el aborto legal. «Iniciativa para una Maternidad sin Riesgos» en Latinoamérica es el Grupo Parlamentario Interamericano sobre Población y Desarrollo (GPI), que comparte oficinas y director ejecutivo con la IPPF Hemisferio Occidental. 

Durante la reunión de la «Maternidad sin Riesgos» en Washington, James Grant, Presidente de UNICEF, insistió en la necesidad de que «las mujeres que contemplan la maternidad» deberán estar «saludables, bien alimentadas y bien informadas» e insistió en que «las parejas sólo traigan al mundo hijos deseados, preferiblemente cuando las madres están entre las edades de los 18 y los 35 años, con un adecuado espaciamiento entre los nacimientos…» Y añadió: «A la larga, la prevención es el método a seguir». Esta «prevención» no es otra cosa que una referencia solapada a los anticonceptivos, de los cuales los principales son abortivos. 

Cómo prevenir el aborto:

1. Nunca caer en la trampa del movimiento pro-abortista de plantear el debate en términos de los derechos de la mujer contra los derechos del bebé no nacido. Se debe insistir en que el vínculo entre el bebé no nacido y su madre es tan íntimo, que no se puede dañar al primero sin dañar a la segunda. Es decir, mostrar el daño psicológico y físico (muchas veces mortal) que todo aborto, legal o ilegal, le hace a la mujer. Estamos en contra del aborto precisamente porque, además de defender la vida del bebé no nacido, queremos defender la salud de la mujer. 

2. Desmentir y denunciar con las debidas pruebas la estrategia de la «maternidad sin riesgos». Es decir, 

a) desmentir las exageradísimas cifras de muertes maternas por aborto ilegal; 

b) refutar el argumento que falsamente dice que el aborto legal reducirá el número de estas muertes y de las lesiones maternas causadas por el aborto ilegal y 

c) refutar el también falso argumento que dice que el aborto legal es «seguro». 3. Ofrecer alternativas auténticas al problema del aborto clandestino: 

a) establecer centros de ayuda a la mujer embarazada en situaciones de crisis; 

b) aprobar y aplicar con efectividad las leyes punitivas del aborto a los aborteros, no a la mujer, quien, sin dejar de tener responsabilidad moral, es también víctima de la industria del aborto y quien de otro modo no colaboraría con el encauzamiento del abortero; 

c) ofrecer reconciliación y curación a la mujer que ha abortado, sobre todo si sufre del síndrome pos-aborto y

d) presentar leyes que protejan al bebé no nacido desde la concepción, sin excepciones, ya que el aborto directo no tiene, tanto desde el punto de vista moral como médico, justificación alguna y, además, la experiencia de EE.UU. y otros países ha demostrado que las «excepciones» siempre llevan al aborto a petición. Este último es precisamente otro aspecto de la estrategia de la «maternidad sin riesgos». 

4. Desmentir y denunciar con las debidas pruebas la estrategia de la «salud reproductiva». Es decir, refutar los siguientes tres falsos argumentos que dicen que los anticonceptivos (llamados también engañosamente «métodos de planificación familiar») y la «educación» sexual que los promueve son efectivos en impedir el aumento de los abortos, de los embarazos fuera del matrimonio y de los casos de enfermedades venéreas; refutar que los anticonceptivos son «beneficiosos» para la mujer y la familia y que éstos no son abortivos aún cuando se utilizan como «anticoncepción de emergencia».

5. Es importantísimo caer en la cuenta de que no sólo hay que impedir el aborto quirúrgico, sino también el aborto químico o microaborto, es decir, el causado por los anticonceptivos abortivos y otros fármacos o dispositivos abortivos. El aborto químico mata muchos más bebés no nacidos que el aborto quirúrgico y ya está presente en la América Latina. 

6. Desmentir y denunciar con las debidas pruebas la estrategia de la «regulación menstrual» o «aspiración ginecológica», que consiste en la práctica de abortos muy tempranos por succión, con la excusa de bajar la regla, pero sin hacer prueba de embarazo para así burlar la ley. Este tipo de aborto ya está presente en Latinoamérica. 

7. En relación especial con los puntos anteriores (4, 5 y 6), como para todo lo que tiene que ver con el aborto quirúrgico y químico, hay que definir claramente el comienzo de la vida de la persona humana, y al mismo tiempo del embarazo, en la concepción y definir a ésta como la fertilización, es decir, como la unión entre el espermatozoide y el óvulo, distinguiendo este evento del posterior proceso de la implantación. Esta definición es absolutamente necesaria y urgente tanto desde el punto de vista biológico, como jurídico. Lo mismo se diga de la definición del aborto provocado y criminal como la interrupción deliberada y directa del embarazo que resulta en la muerte del no nacido en cualquier momento desde la fertilización hasta el nacimiento. Hay que colocar la primera definición en la misma constitución del país y la segunda en el código penal del mismo, junto con ulteriores y necesarias precisiones que dejen bien claro qué es el aborto directo, cómo éste se distingue del indirecto y que el aborto directo es criminal y punible en todos los casos sin excepción. 

8. Ofrecer alternativas auténticas a la «educación» sexual inmoral: 

a) apoyar a los padres de familia en su deber y derecho de ser los primeros y principales educadores de sus hijos, sobre todo en relación a la castidad y a la sexualidad; 

b) ofrecer a los padres ayuda en esta tarea por medio de adecuadas fuentes educativas, como por ejemplo, el documento del Pontificio Consejo para la Familia; Sexualidad humana: Verdad y significado y otros materiales que Vida Humana Internacional tiene a su disposición; 

c) dar formación en la castidad y en el carácter a los jóvenes. No puede haber cultura de la vida sin cultura de la castidad. 

9. Ofrecer alternativas auténticas a la anticoncepción, tales como un buen programa de formación prematrimonial y matrimonial, integrando en él la enseñanza de los métodos naturales junto con la doctrina de la Iglesia sobre este tema, desde la triple óptica de a) la efectividad de estos métodos, b) sus ventajas para la salud femenina, c) sus ventajas para la unidad del matrimonio, y d) su bajo costo. Es importante que la enseñanza de estos métodos sea dada por personas verdaderamente competentes en los mismos (médicos y matrimonios), que dicha enseñanza tenga un buen seguimiento para cada matrimonio, que la misma esté coordinada a nivel diocesano por los mismos matrimonios y que exista apoyo entre los matrimonios, así como de parte de un sacerdote que sea su consejero o director espiritual. 

10. Crear redes o nexos entre los distintos grupos pro-vida de la región, del país y del continente para intercambiar información, estrategias y enfrentar emergencias (como por ejemplo, proyectos de leyes proabortistas), así como para planear reuniones y congresos en estos tres niveles con el objetivo de motivar, acrecentar los lazos de cooperación, planear estrategias, educar al público y proporcionar entrenamiento a los que van integrando el movimiento pro vida. 

11. Utilizar la Internet y otros medios de comunicación no sólo para llevar a cabo el punto anterior, sino también para difundir la información (excepto las estrategias confidenciales) a universidades, legisladores, miembros de los medios de comunicación, médicos, abogados, sacerdotes, obispos y el público en general. La Internet y los otros medios también deben ser utilizados para obtener información del movimiento anti-vida, pero esto no lo debe hacer un menor ni un adulto vulnerable a las indecencias que se encuentren en los mismos, ni tampoco debe hacerlo alguien muy conocido del movimiento pro-vida. La información obtenida servirá para conocer al movimiento antivida y para anticipar y contrarrestar sus planes. 

12. Denunciar con las debidas pruebas a las agencias gubernamentales, a las no gubernamentales y a las fundaciones (sobre todo a las extranjeras e internacionales) que promueven, practican u otorgan fondos para el aborto, la anticoncepción, la esterilización, la «educación» sexual inmoral, el control demográfico y otros males en los países latinoamericanos como una intromisión imperialista y neocolonialistas en dichos países. La denuncia, además de ir dirigida a los legisladores y gobernantes, debe también llegar al público con el ulterior objeto de que se difunda dicha denuncia en los países poderosos de donde provienen estas entidades para que los ciudadanos de los mismos dejen de otorgarles fondos. Es muy importante reducir y eliminar los fondos de las organizaciones anti-vida.

13. Es importante también desarrollar estrategias para influir en legisladores y miembros de los medios de comunicación. 

El aborto y la Biblia 

Muchas personas dicen que el aborto no está en la Biblia, y justifican el aborto porque ellos creen que el feto es parte de sus vísceras y si me saco una víscera porque me está afectando la salud, no está mal. Pero eso no significa que Dios y su palabra no hablan de la vida humana antes que ella nazca. 

La Biblia en el Salmo 139:13-15 dice: «Porque tú formaste mis entrañas, tú me tejiste en el seno de mi madre. Te alabaré por el maravilloso modo en que me hiciste. ¡Qué admirables son tus obras! Del todo conoces tú mi alma. No se te ocultaban mis huesos cuando secretamente era forma doy en el misterio era plasmado».

Jeremías dice en el capítulo 1:4-5: «Vino pues, la palabra del Señor a mí, diciendo: antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué». 

En Lucas 1:15: «…y será lleno del Espíritu Santo, aún desde el vientre de su madre». Dios es el autor y dueño de la vida: «El Señor da la muerte y la vida» (1 S. 2:6). Y Pablo escribe en Gálatas 1:15: «Pero Dios me escogió desde el vientre de mi madre, y por su mucho amor me llamó». 

Dios ama a la criatura desde antes que ella nazca. 

Además Jesús era una persona antes de nacer. Hebreos 2:17: «Y para eso tenía que ser hecho igual en todo a sus hermanos, para llegar a ser delante de Dios un sumo sacerdote fiel y compasivo, y para expiar los pecados de su pueblo». 

Este pasaje se puede aplicar a los niños antes de nacer y está en Proverbios 24:11-12 «Salva a los condenados a muerte; libra del peligro a los que están a punto de morir. Pues aunque afirmes que no lo sabías, Dios, que conoce todos los corazones, conoce el tuyo y sabe que estabas enterado; Él pagará a cada uno según sus obras».

Por último, tuve una experiencia con un compañero de estudio en 1999. Él confidencialmente me dijo que iba a abortar, ya que su compañera estaba embarazada y él no tenía los recursos para sostener el bebe que venía en camino. Dios me usó para redargüir el corazón de ese joven y en lo último él no permitió que su compañera abortara.

Después de varios años él se encontró conmigo y me agradeció por el consejo que le di, y me dijo que su hijo era el mejor de su grado, y que el muchacho tenía un talento excepcional. Le daba gracias a Dios porque su compañera no abortó a ese niño. Me puso a pensar cuántos talentos se han perdido por culpa de un aborto irresponsable.

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