Por Vishal Mangalwadi
Reforma Siglo XXI, Vol. 13, No. 2
En la sagrada ciudad de Gangapur, había dos predica- dores de renombre: Gyananand arrebataba a su público explicando que los numerales europeos (I, II, III, IV, V, etc) no pudieron haber producido la ciencia, la tecnología, el sistema bancario o el desarrollo económico occidentales. Eran inherentemente incapaces de calcular unidades matemáticas como porcentajes o unidades económicas como el interés compuesto. Dhyananand describía los logros de los matemáticos hindúes tales como Brahmagupta (el sétimo siglo), Mahavira (el noveno siglo) y Bhaskara (el duodécimo siglo). Los dos nunca dejaron de mencionar que el mundo de las finanzas modernas debe su existencia a algún sabio desconocido que pudiera haber sido un Brahmín, el cual hubiera meditado en la Madre Ganges, cuando se le ocurrió el todo importante concepto matemático de soonya (cero).
Uma Devi es uno de sus devotos preferidos. De hecho, todos los santos hombres le tenían mucho cariño porque siempre cuando un ascético llegaba a la puerta, ella sin fallar nunca, le mandabas a uno de sus hijos con un plato de comida recién preparada. Le fue un hábito cotidiano de todas las mañanas apartar la primera porción de la comida a los sadhus, quienes han renunciado a sus propias esposas, hijos y padres a fin de buscar la iluminación. Sin embargo, su piedad, no impidió que el dios “Saturn” devorara a su esposo junto con su hijo menor. El camión que chocó con su moto simplemente desapareció. La tragedia se hizo aun más terrible porque la moto ya no tenía seguro. Su esposo decidió no renovarlo porque estaba pensando en pedir un pequeño préstamo para un humilde carro familiar. Se hizo pedazos el mundo de Uma: Ella fue demasiado destrozada como para aún ser consolada por estos santos.
—¿Cometeré el sati?— le preguntó a uno de ellos en su desesperación.
—Es ilegal,— le aconsejaron, —sin embargo el dharama todavía se le acumula a la viuda que escoja aquel camino sagrado—.
—Pero, ¿qué les sucederá a mis hijos?— exclamó.
—Las Escrituras dicen que el karma les será de beneficio hasta siete generaciones,— la consolaban, echando una ojeada a su hija (9) y a su hijo (7).
Esta historia terrible es, por supuesto, inventada. Pretende ayudarnos a entender los factores culturales que crearon los numerales hindúes-árabes a fin de sostener una economía represiva en la India, mientras que los mismos numerales llegaron a ser una herramienta fundamental del desarrollo del Occidente, tal y como se ilustra con el ejemplo del Fondo de Pensiones de las Viudas Escocesas (FPVE, a continuación). El Fondo dio comienzo a la gestión moderna de riesgos y seguro que refuerza la vida económica contemporánea, aunque la secularización o perversión de ese concepto formidable de bienestar social es una fuente importante de los problemas políticos de Europa, Japón y los Estados Unidos de América.
El FPVE, originalmente llamado, “El Fondo para la Provisión de las Viudas y los Hijos de los Ministros de la Iglesia de Escocia”, era la primera compañía de seguros moderna basada en las matemáticas. Brindó una alternativa innovadora y “cien- tífica” a las otras maneras de cuidar a las viudas —asilos, rifas, negocios piramidales, la prostitución, la privación de alimentos o sati. El Fondo, el cual creció a más de £100 mil millones, ha servido de una partera para decenas de miles de iniciativas económicas. También ha apoyado iniciativas educacionales o filantrópicas, tales como el colegio de artes liberales más viejo y duradero de la India, el Scottish Church College en Calcutta (1836), y como el orfanato escocés para niñas en Mumbai, la cual llegó a ser la Bombay Scottish School (1847). El Fondo dio comienzo a un sistema científico de manejo de riesgos, el cual hizo que fuera posible que personas pidieran prestados montos largos de capital para principiar nuevas iniciativas a lo largo de los continentes, y ahora hasta el espacio exterior.
El Fondo de Pensiones fue creado por dos pastores calvinistas en Escocia, Robert Wallace (1697–1771) y Alexander Webster (1708–1784). Ambos eran matemáticos y predicadores de la Biblia. Mientras que nosotros condenábamos a nuestras viudas de las castas élites en la India al confinamiento permanente, si bien no a las llamas de las piras funerarias de sus maridos, la espiritualidad pro-vida, pro-sexo, pro- matrimonio y pro-viuda de estos pastores se combinó con las mejores matemáticas disponibles a fin de crear el mundo de las finanzas modernas.
A diferencia de nuestros santos, los cuales tenían que renunciar a sus propias esposas e hijos, estos dos pastores protestantes estaban casados porque la Biblia enseña que el mundo físico —inclusive el cuerpo humano y el sexo— son creados por Dios, quien los declara “buenos”. Dios no quiere que los hombres santos se separen de la esfera material. Él quería que Adán y Eva fueran uno a fin de explotar y canalizar su energía sexual para establecer una familia que produjera y criara niños para llenar la tierra y gobernarla, estableciendo la cultura humana. Esta perspectiva (cosmovisión) capacitó a Robert Wallace, quien llegó a ser el Moderador de la Iglesia de Escocia —eso es, el equivalente de un Sankaracharya o arzobispo— para redactar un estudio pionero: “Un Ensayo Sobre los Principios de la Población”.
Semejante a Wallace, Webster también comienza su carrera como un ministro (pastor) en la Iglesia de Escocia, en Culross de Fife. Allí conoció y se casó con Mary Erskine de Alva. Mientras que nuestros sabios pensaban que ser “santo” significaba renunciar a (tomar sanyas de) los compromisos familiares, la espiritualidad bíblica de Webster lo libertó para celebrar su amor romántico y sensual por su esposa:
Cuando te veo, te amo, mas oyendo te adoro, Me pregunto y ya no me eres más una mujer; Enloquecido de admirar, no me contengo más, Y besándote los labios, una mujer te volverás.
Su amor para con su propia esposa, tanto como una preocupación profunda por las viudas de sus amigos, le motivó a colaborar con Wallace y usar su formación como matemático para solucionar los problemas de las viudas. En el año 1748, él publicó sus Calculaciones, las cuales publicaron los principios científicos en que se basaba su programa de pensiones para las viudas. El otro prodigio matemático que ayudó a refinar su innovación era Colin MacLaurin, el cual mejoró las teorías de Newton ¡cuando tenía tan solo 14 años! MacLaurin mismo era un huérfano que creció con su tío —también un pastor. [Nota: el autor de este ensayo es socio del MacLaurin Instituto de la Universidad de Minnesota, el cual lleva el nombre del Prof. MacLaurin.] Desafortunadamente, MacLaurin falleció joven, antes que pudiera ver prosperar el Fondo para las viudas.
Durante su época, si un ministro murió, su viuda y sus huérfanos recibieron un estipendio de la iglesia por seis meses, después de los cuales estaban solos. Esto no les parecía aceptable a estos dos pastores-matemáticos porque la Biblia les dijo que la “religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”. (Santiago 1:27)
Wallace juntó y tabuló la información existente sobre las viudas y huérfanos de los pastores de todos los presbiterios de Escocia. Usando un sistema de computación actuaria y otros cinco principios matemáticos, los cuales fueron desarrollados en Europa (no en la India), los dos calcularon la prima exacta que cada pastor tendría que contribuir para crear un fondo que hiciera posible a) el cuidado de las viudas, tanto como b) la inversión prudente para hacer que el Fondo creciera. Sus computaciones, predicciones e inversiones resultaron tan exactas que todas las compañías de seguros posteriores a ellos llegaron a seguir su sistema. En 1754, Webster publicó, El celo por los intereses civiles y religiosos de la humanidad encomendado. Su obra nos ayuda a entender la manera en la que este hito en la historia de las finanzas modernas resultó de los intereses civiles (científicos), combinados con los intereses religiosos (bíblicos). La obra de Webster era de tan alta calidad que en el año 1755, el gobierno le encargó la tarea de obtener datos para el primer censo de Escocia.
La innovación financiera de Wallace-Webster tenía éxito debido a otro constituyente cultural —la estructura democrática de la Iglesia de Escocia. El filósofo griego, Platón (429–347 aC), condenó a la democracia como el peor sistema político. Es por esta razón que la difusión de la cultura griega, llamada la helenización, no suscitó un deseo de la democracia en la Antigüedad.
Fue el regreso a la Biblia de la Reforma Protestante que dio luz a la democracia “moderna” en la Iglesia de Escocia (y al sistema republicano de gobierno en América). La reformación de la Iglesia incluía la sustitución del gobierno autocrático de los obispos y papas por el gobierno de ancianos democráticamente elegidos. Los Reformadores seguían el patrón del Nuevo Testamento de ancianos que gobernaban en las iglesias locales. Al nombrar a los ancianos a administrar los asuntos y finanzas de la iglesia, los apóstoles de Cristo, a su vez, seguían un patrón veterotestamentario. Después de liberar a los hebreos (judíos) de su esclavitud en Egipto, Dios instruyó a Moisés a pedir a las doce tribus: “Dadme entre vosotros, de vuestras tribus, varones sabios y entendidos y expertos, para que yo los ponga por vuestros jefes….Y tomé a los principales de vuestras tribus, varones sabios y expertos, y los puse por jefes sobre vosotros” (Dt. 1:13–15). El pueblo escogió a sus líderes, y por medio de Moisés (y luego por los apóstoles), Dios los ungió. Las naciones protestantes aplicaban este concepto “democrático” a las naciones-estados sólo porque tenía éxito en la reformación de la Iglesia.
“La voz del pueblo” puede ser “la voz de Dios” tan solo si el pueblo crece en su conocimiento de Dios y si su carácter se hace piadoso. Si el pueblo es corrupto, entonces su voz llega a ser la voz del diablo. Esto, como veremos, es el problema que actualmente confronta a las naciones democráticas secularizadas en Occidente. Demasiadas personas en estas naciones ya no quieren asumir la responsabilidad de trabajar, ganar, ahorrar, invertir sabiamente y cuidar de sus vecindarios, viudas, huérfanos, refugiados y otras víctimas de las maldades naturales o humanas. Quieren que sus gobiernos impongan impuestos a gente productiva o pidan prestado el dinero para gastarlo en su propio bienestar.
¿Por qué tenía tanto éxito comercial el FPVE? ¿Por qué fue este fondo, señalado para la ayuda de viudas y huérfanos indefensos, invertido sabiamente en vez de ser saqueado por implacables hombres de negocios o despilfarrado por políticos y burócratas? Es porque el 12 de mayo, 1743, Wallace fue elegido el moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia. La Asamblea aprobó su proyecto. Eso le permitió pasarlo al Primer Magistrado en Londres, el cual lo formó en un proyecto de ley y vigilaba su progreso seguro hasta que fue aprobado como un Acta. El entorno democrático fue crucial al éxito del Fondo porque la estructura presbiteriana de la Iglesia escocesa cultivaba el carácter piadoso al mismo tiempo que fomentaba la democracia de nivel popular —miembros ordinarios de la iglesia eligieron ancianos sabios que temían a Dios y los responsabilizaban de sus cargos; los ancianos eligieron a los presbiterios, los cuales escogieron Sínodos, la Asamblea General, así como también al moderador. El Fondo para las viudas tenía éxito no tan solo por las matemáticas, sino también porque (a) la espiritualidad bíblica cultivaba un carácter honesto, productivo y compasivo, orientado al público, (b) el énfasis sobre la pecaminosidad humana exigía que fuera institucionalizada la responsabilidad, incluso entre los líderes religiosos, y (c) el concepto derivado de la Biblia sobre la democracia eclesial de nivel local estimulaba el liderazgo responsable entre todos sus líderes. Wallace fue elegido, no por soborno, intimidación o manipulación de los votos, sino porque él tenía un plan convincente con sentido, igual que José en el libro de Génesis, el cual salvó a Egipto y a las naciones en derredor de siete años de sequía y hambre.
Puede que les sea difícil a los hindúes creer lo anteriormente dicho porque ellos saben que muchas iglesias denominacionales en la India, establecidas por iglesias occidentales y transferidas a los cristianos hindúes, son actualmente tan corruptos como nuestras instituciones públicas. Es posible que estos escépticos cambiaran de opinión si examinaran una iglesia local bíblica típica en la India (o una organización genuinamente hindú tal como la Unión de Estudiantes Evangélicos de la India) sostenida o manejada principalmente por las contribuciones de su membresía. Las denominaciones como la Iglesia del Norte de la India o la Iglesia Metodista de la India tienden a ser corruptos porque sus riquezas no son de sus miembros. Sin embargo, una iglesia bíblica genuina, es esencialmente diferente que un templo hindú típico. Un devoto que va a adorar en un templo y contribuye dinero no es un “miembro” de aquel templo. No tiene ninguna autoridad para inspeccionar sus cuentas. En teoría, el gobierno puede examinar los libros del templo. Sin embargo, en la práctica, nuestros gurús y templos han aprendido el arte de manipular a los políticos y administradores. En contraste con nuestras instituciones religiosas indias, en la iglesia escocesa, organizada democráticamente, el contribuyente era un miembro: él eligió a los ancianos y al tesorero; aprobó o rechazó el presupuesto.
Por supuesto, había bastantes protestantes pecaminosos; y los corruptos siempre pretenden controlar los fondos públicos. No obstante, la estructura presbiteriana fue diseñada para gente pecaminosa. Intentaba hacerlos piadosos, pero a la vez instituyó medidas sabias para minimizar el abuso de los fondos públicos. La transparencia institucional de las reglas que gobernaba la Iglesia y el Fondo para las viudas, así como también el conocimiento público de las vidas privadas de los líderes de la iglesia, ayudó a generar la confianza que garantizó el éxito del Fondo.
También ayudó que los 930 contribuyentes originales del Fondo eran todos pastores y que el Fondo fue creado para cuidar de sus esposas e hijos. Eran de los más letrados de la comunidad, de espíritu cívico genuino. Entendían las reglas y asimismo ayudaban a refinar e implementarlas. El éxito de las instituciones democráticas depende del cono- cimiento y carácter de sus miembros. Por ejemplo, muchos intentos a establecer compañías de seguro médico en la India han fallido (a pesar de nuestra aptitud para las matemáticas) debido al pésimo carácter de los miembros, médicos, farmacéuticos, agentes y abogados que participan. Si reclaman dinero del seguro para enfermedades que no existen o procedimientos que no han sido realizados, luego las calculaciones que responden por las primas carecen de todo valor.
El Fondo para las viudas era un programa de “bienestar social” admirable. Fue una iniciativa capitalista o del mercado libre. Fue sujeto a la ley de la tierra, pero ni fue controlado por políticos ni manejado por burócratas. ¿Por qué multiplicó el capital del Fondo estos hombres profundamente religiosos por medio de inversiones comerciales sabias? ¿Por qué no tomaron sannyas de ganarse dinero? Ganaban dinero porque seguían al Señor Jesús, quien, en el espíritu del Antiguo Testamento, aprobó tal mayordomía económica —convirtiendo cinco bolsas de oro en diez— como la espiritualidad verdadera (Mateo 25:15–17). Otras personas se unieron al Fondo porque confiaban a los líderes de la comunidad su dinero y no fue traicionada su confianza. Hoy en día en Fondo es completa- mente secular y no crece como antes.
El éxito inicial del Fondo, tomando montos pequeños de muchas personas normales, y cuidando de sus familias, tuvo un impacto profundo en la política global. Fue una tentación para los políticos imitarlo y convirtieron naciones enteras en estados de bienestar. El esfuerzo político comenzó en Alemania con la legislación de seguro social de Otto van Bismark en 1880 y no tardó mucho en extenderse a Europa, al URSS, a Japón y a los EEUU, tanto por el así llamado “derecha” como aun más por la “izquierda”, a saber, los partidos socialistas o comunistas. La idea fue buena: el estado quitará las riquezas de aquellos que las crearon para usarlas en beneficio de todos, de su nacimiento a su muerte. Quitar las riquezas a los ciudadanos
era, por supuesto, fácil. Sin embargo, los gobiernos tienen la estructura para usar los tesoros de otros a fin de crear más riqueza. Gobernantes arrogantes y sin escrúpulos se apoderan de los fondos públicos para su propia gloria. Desgastan el dinero si bien no lo saquean. La peor parte es cuando pareciera que el estado de bienestar social tiene éxito, destruye el carácter de los ciudadanos. Por ejemplo, ese es uno de los problemas que tiene Japón hoy en día. Llevó el concepto del estado socialista de bienestar más allá de cualquier nación europea. Pero si el estado te va a cuidar desde tu nacimiento hasta tu muerte, ¿por qué te tomarás la molestia de criar a tus hijos o cultivar tu propia familia? Los japoneses no perdieron el interés en el sexo —pues al comienzo, los Diez Mandamientos que incluyen, “No codiciarás la esposa de tu prójimo” y “No cometerás adulterio” no eran normas absolutas en la cultura japonesa— y el concepto de un estado secular de bienestar les quitó la necesidad de tomarse la molestia de canalizar su energía sexual para hacer familias que produjeran y criaran hijos. Como resultado, la población de Japón ha estado en constante declive. Esto significa que el número de ciudadanos que trabajarán y pagarán impuestos se está aminorando. Eso no conviene a los proyectos de bienestar de los estados, los cuales son negocios piramidales, dependientes de más y más personas que trabajan, ganan y pagan impuestos de modo que puedan sostener a los pensionados que ya no tienen la capacidad o la voluntad de trabajar.
Los gobiernos de Europa y América han ido en pos del mismo disparate: el estado de bienestar social le serruchó el piso a los Diez Mandamientos que exigían que los niños “honraran a su padre y a su madre”. Las madres comenzaron a abortar a sus bebés, los padres empezaron a abandonar a sus esposas e hijos a favor de otras mujeres, y además, el cuidado de los ancianos llegó a ser la responsabilidad del estado. Este gigante experimento social de vivir sin la ley de Dios ahora está trayendo consecuencias, ya que el así llamado estado de bienestar social ha sustituido la “ética protestante de trabajo”, el cual forjó el milagro económico moderno, con una “cultura secular de derechos”. Esta cultura cree que todo ciudadano (inclusive los inmigrantes ilegales) tienen derecho a todo, pero sin la obligación correspondiente de crear prosperidad a fin de cuidar de sí mismos, de sus familias y de su prójimo —en especial de las viudas, huérfanos, refugiados y de otros pobres. Estamos “retrasados” porque aunque la India tenía y tiene genios matemáticos, le falta a nuestra cultura una espiritualidad que alienta la creación de riquezas y un celo de usar las mismas para amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Hemos aprendido las matemáticas occidentales y su aplicación a la económica, no obstante para seguir adelante, tenemos que evitar las necedades del secularismo occidental y descubrir de nuevo los secretos espirituales olvidados de la civilización occidental.