Por Margaret Helder
Reforma Siglo XXI, Vol. 15, No. 2
Imagínese usted mismo como turista a los pies de un sorprendente e inspirador risco de roca caliza de color blanco brillante en la costa sur de Inglaterra. Aunque dan una apariencia áspera, unas columnas planas dividen las paredes que se levantan como torres en incontables capas o estratos horizontales. ¿Pero qué vemos en la costa por debajo del acantilado? Hay unos pocos fragmentos de creta tal como uno esperaría. Sin embargo, en su mayoría, lo que hay son pequeños guijarros duros así como trozos negros y brillantes de roca. Una inspección más cercana indica que estos trozos negros y brillantes y los guijarros redondeados y de color gris son del mismo material —sólo que los guijarros son redondos y desgastados por la acción de las olas—. Ahora, ¿de dónde vinieron estos guijarros conformados por un material tan duro? Cuando nos ponemos a pensar en esto nos preguntamos también: ¿de dónde provino la creta (el material calizo)? Es tan fácil ser intimidados por las actitudes modernas.
Ciertamente es tentador dirigir la mirada hacia arriba a tales acantilados tan imponentes y pensar: “¡Son antiguos, antiguos, muy antiguos!” Esta conclusión parecería ser la obvia, pero hay algunas características extrañas de estos riscos de cal que no se ajustan a un escenario “antiguo”. El geólogo británico Derek Ager, por ejemplo, señaló algunos problemas.
En su libro, The New Catastrophism (1993), señaló que algunas opiniones ya aceptadas sobre estos riscos llevan a conclusiones “absurdas” o ridículas. Por ejemplo, dijo que las interpretaciones ya aceptadas para tales riscos, que podrían tener unos 400 metros de grosor, es que la creta —el material calizo— fue depositada a partir de un mar tropical de poca profundidad por espacio de 32 millones de años. Todo esto parece muy bien, dijo él, hasta que uno calcula que esto funciona para explicar la acumulación de un milímetro de sedimento de creta una vez cada 60,000 años o más. Obviamente, continuó, “con este tipo de cifras uno debe deducir que estos depósitos no fueron depositados de manera continua, sino que debe incluir enormes brechas con o sin erosión contemporánea.” Sin embargo, las columnas planas no sugieren erosión. De hecho, en lo que concierne a tales depósitos de creta, el Dr. Ager reflexionó que “no tenía duda de que tales ‘hiatos inusualmente largos’ ocurren en todas partes”.2
De modo que, todos los depósitos de creta aparentemente brindan respuestas extrañas con respecto al ritmo y alcance de la sedimentación. La mayor parte del intervalo de tiempo asumido se representa por brechas entre los estratos en lugar de representar más bien los sedimentos.
Si los riscos de piedra caliza fueron depositados más rápido de lo que sugieren los libros de texto, a uno se le permitiría preguntarse razonablemente cuán rápido. Pronto descubrimos
que la creta es un tema muy interesante y uno que está lleno de detalles inesperados. La fuente de la propiedad de la creta son unas algas celulares flotantes —algo poco común— que cubren la parte exterior del risco con capas aún más pequeñas de carbonato de calcio. Nadie sabe por qué estas extrañas células desarrollan tal recubrimiento. Estas capas diminutas forman hermosos diseños sobre la superficie cubierta de algas, pero esto pondría demasiado peso sobre estos pequeños organismos. Estas algas, algunas de las cuales viven hoy, crecen mejor en los mares tropicales. En la actualidad se sabe muy poco sobre estos organismos porque las algas de mayor tamaño siempre han sido más fáciles de estudiar. Las pequeñas células atraviesan con facilidad las redes de pesca de modo que raras veces eran observadas. Sin embargo, ahora sabemos que los profundos depósitos de creta encontrados alrededor del mundo están mayormente compuestos de las escamas calizas producidas por el desarrollo de estas algas.
Puede que sean muy pequeñas, sin embargo podrían producir una increíble cantidad de biomasa debido a una elevada tasa de crecimiento. Aunque algunos de estos organismos existen en la actualidad, no estamos acumulando mucho en la forma de depósitos de creta en la actualidad. Esta lluvia o depósito de productos originados en las algas fue masivamente mayor en el pasado.
Tales depósitos de creta se hallan ampliamente diseminados en el norte de Europa. No solamente encontramos estos depósitos en el sureste de Inglaterra y al norte de Francia, sino también en Bélgica, Dinamarca, los Países Bajos y mucho más al sur hasta Italia. Estos depósitos son llamados cretáceos, con base en la palabra latina creta que significa exactamente creta.
Tales florecimientos de las algas fueron contemporáneos de los dinosaurios y de otros reptiles ya extintos. De hecho, cerca de la ciudad de Maastricht, en el extremo sur de los Países Bajos, el primer reptil gigante (más tarde llamado mosasaurio) fue encontrado en la creta de la Colina de San Pedro inmediatamente al sur de la ciudad. Se dice que todos los lechos cretáceos del norte de Europa son Maastrichtianos en edad, porque todos fueron depositados casi al mismo tiempo. Se encuentran fósiles marinos en todos estos depósitos. Éstos incluyen erizos de mar, amonitas (parecidos a los pulpos pero con conchas muy elaboradas capaces de flotar) y belemnitas (también parecidos al pulpo pero con conchas de forma cónica). Además se pueden encontrar moluscos bivalvos (como las almejas) lo mismo que esponjas, braquiópodos (superficialmente, como los bivalvos) y ocasionalmente peces y crustáceos (como los camarones). Son raros los reptiles marinos gigantes, como el mosasaurio. El primero en ser encontrado en Maastricht data del año 1770. Fue llevado a Francia por Napoleón en 1797 así que los holandeses tienen que contentarse con una réplica del espécimen original. Sin embargo, en 1998 se hizo un nuevo descubrimiento en Maastricht. Este espécimen ha sido apodado Ber y se están haciendo los trabajos para extraer este mosasaurio de los sedimentos más bien duros en los que se halla sepultado.
Según la interpretación secular estándar, la creta se fue depositando a lo largo de millones de años desde un mar de poca profundidad que cubría las masas continentales del norte de Europa. A pesar de su pequeño tamaño, estas células llamadas coccoliths, se habrían acumulado muchísimas veces más rápido de lo que sugeriría la opinión popular. Además, ciertas características de los riscos de creta también parecen indicar un intervalo de tiempo más corto. Para comenzar, la creta es extremadamente pura. En el norte casi no hay terreno derivado de la sedimentación. De modo que, aunque el mar era aparentemente de poca profundidad, tampoco había tierra cercana, o la tasa de flujo de sedimentos fue muchísimo menor que la lluvia de células de algas. La creta en Inglaterra es tan pura que es extremadamente suave, mucho más suave que la tiza comercial que se usa para escribir en las pizarras. Es fácil de raspar aún con la uña de nuestro dedo. Cuando uno examina este polvo bajo la luz del microscopio, es fácil encontrar las placas de coccoliths. Ocultos en la naturaleza, sepultados aquí y allá en la creta se hallan varios fósiles marinos conocidos, particularmente erizos de mar y ammonites. A los erizos de mar (asociados con las estrellas de mar) les gusta vivir en la superficie de las rocas. Se encuentran de manera típica en los mares de poca profundidad y a lo largo de la costa. Los ammonites (parientes extintos de los pulpos) atravesaron el agua abierta de estos mismos mares de poca profundidad.
Dado que los erizos de mar son fáciles de encontrar entre los guijarros en la base de los blancos riscos, es evidente que el mar del cual provinieron no era muy profundo. Parece razonable preguntar entonces si estas aguas poco profundas pudieron haber existido durante millones de años sin un apreciable flujo de tierra derivada de los sedimentos. Esto es casi imposible. De manera alternativa, este mar poco profundo podría haber sido tan extenso que no había una costa cercana. Ciertamente esta sería una situación altamente inusual. En cualquier caso, mientras más corto fuese el intervalo de tiempo durante el cual las algas fueron vertidas hasta el fondo del mar, más fácil sería diluir cualquier partícula de arena o barro que apareciera por allí de forma incidental. Una fuerte lluvia de células de algas habría provenido de un desarrollo extremada- mente grande de las algas en un mar tibio y lleno de nutrientes debido a erupciones volcánicas. Quizás las corrientes circulares concentraron las algas en grupos sumamente densos. Si los cambios repentinos de temperatura o del contenido de sal en el agua hubiesen hundido a las algas, hubiesen muerto, hundiéndose repentinamente por fuera de la columna de agua hacia los sedimentos del fondo. Claro que no es asunto pequeño acumular cientos de metros de creta pura, y hubiese estado involucrada una sorprendente y gruesa cultura de organismos de vastos parches de mar. Antes que el lector deseche tales ideas como demasiado fantásticas, debemos proceder al siguiente enigma de los riscos de creta, la fuente de los duros guijarros que se hallan en la base.
Los pequeños guijarros en realidad provienen del interior del risco. La roca de color café oscuro o negro brillante se encuentra de manera típica entre muchas capas planas en los estratos superiores de la creta. Este material en realidad es similar al vidrio o al cuarzo en el hecho que consiste de cristales de silicato. Es muy diferente de la creta, y sin embargo se encuentra de manera tan consistente en ella que su presencia requiere una explicación especial. Como con la creta, hay algas que forman paredes protectoras vidriosas alrededor de sus células. Al conjunto de éstas se les conoce con el nombre de diatomeas y son sumamente comunes en los mares helados. Éstas también son animales microscópicos y esponjas mucho más grandes, y ambas forman esqueletos vidriosos muy elaborados. La situación típica en la actualidad es que muy pocos organismos capaces de formar vidrio (silicato) están presentes en los ambientes donde abundan los organismos que producen carbonato de calcio (creta). Sin embargo, de alguna forma en el pasado tanto el silicato como el carbonato de calcio se depositaron juntos.
La interpretación estándar es que los organismos con paredes de vidrio o silicato se encontraban inicialmente presentes en los mismos depósitos lo mismo que las coccoliths, pero que el vidrio se disolvió posteriormente. Eventualmente, así es como lo sostiene la teoría, el silicato se acumuló en las hendiduras y formó la roca negra y dura que llamamos pedernal (o sílex). Sin embargo, la idea no encaja pues los fósiles de erizos de mar y los ammonites que aún retienen sus contornos naturalmente redondeados, no han sido aplanados o se encuentran comprimidos. Sus interiores anteriormente huecos están ahora llenos del pedernal. Esto tuvo que pasar al mismo tiempo o muy rápidamente después de haber sido sepultados, de otra manera los organismos habrían sido aplastados y aplanados por el peso de los sedimentos encima de ellos. Puede ser que las columnas de agua caliente provenientes de los volcanes y ricas en sílice sirvió para llevar a estas criaturas hacia arriba haciéndolas atravesar el agua de modo que no fueron sepultadas en el fondo, sino en niveles mucho más elevados. Los animales no necesariamente crecieron en donde fueron sepultados, sino que primeramente pudieron haber sido arrastrados desde algún hábitat relativamente remoto.
En su libro Catastrophes in Earth History (1984, Institute for Creation Research), el geólogo Steven Austin cita un trabajo escrito que sugiere que el pedernal puede desarrollarse a partir de soluciones volcánicas muy calientes de silicato que se convirtieron en gel a medida que emergían a la superficie en las columnas de agua. A su vez, este gel regresó al fondo del mar donde el material se dispersó y se cristalizó junto con la superficie de sedimentos que se hallaba debajo de él. De igual manera el Dr. Austin cita otro escrito que concluye en que el cilicio natural debe haberse formado rápidamente por la cristalización de precursores parecidos al gel a elevadas temperaturas y también bajo la influencia de una gran presión. Las elevadas temperaturas asociadas con estas corrientes volcánicas ciertamente habrían sido lo suficientemente elevadas como para matar las algas, iniciando así un espeso vertedero en el lecho marino.
Estas cuestiones son lo suficientemente extrañas y no obstante Derek Ager señala otro enigma con respecto a los riscos de creta. La erosión de estos riscos —afirma él— debió haber sido repentina y reciente. De modo que añade: “Nunca dejo de sorprenderme ante la existencia de las playas de guijarros al noroeste de Europa, casi totalmente compuestas de guijarros de pedernal a partir de la Creta Superior Cretácica. La mente se maravilla ante la enorme cantidad de creta que debió erosionarse para producirlas. No conozco nada que se le compare en el registro geológico, aparte de un depósito muy reciente en los Boulonnais al norte de Francia” (170-171). El Dr. Ager señala un punto interesante. Los depósitos de creta de Inglaterra y Europa parecen haberse formado como un estrato continuo. Más tarde se desarrolló una brecha que sirvió para aislar a Inglaterra del continente. En la actualidad esta erosión sucede rápidamente. El mar se come la base del risco y las salientes resultantes caen sobre el mar.
Aparentemente en algunos lugares el risco ha sido recortado hasta una distancia de 10 a 25 metros en una sola noche de tormenta. La vista desde la cima del risco puede ser gran- diosa, ¡pero todavía es terreno de gran riesgo! Todo lo que queda una vez que el océano ha hecho su trabajo son guijarros redondeados de cilicio sobre la costa. Un cálculo rápido revela que un lapso de tres a cuatro mil años sería lo suficientemente amplio como para producir el moderno Canal de Inglaterra.
Los turistas en Sussex a lo largo de la costa central del sur de la “tierra verde y placentera” de Inglaterra no pueden dejar de impresionarse por la tremenda blancura y la altura majestuosa de los riscos de creta. Fuera de la población de Lewes, una vez centro importante en la Inglaterra Normanda (luego del año 1066), hay una estatua de una amonita, testimonio de los fósiles encontrados localmente en la creta. El castillo en Lewes, y otros castillos construidos a lo largo de la costa inglesa del sur bajo el mandato de Guillermo el Conquistador, están construidos de pedernal tomado de los riscos de creta. Ciertamente este fue el material de construcción a escoger debido a su gran disponibilidad y por su naturaleza tan dura. Podríamos preguntarnos si estas personas se pusieron a pensar en la extraña pero común existencia mutua del duro pedernal negro dentro de los grandes depósitos de suave y blanca creta.
También fue cerca de Lewes que el cirujano Gideon Mantel, durante los comienzos de los años 1820s, encontró los primeros restos de reptiles o dinosaurios terrestres extintos. Estos especímenes locales, más tarde llamados iguanodontes, fueron sepultados en arenisca y no en creta. El influjo de sedimentos terrestres en este mar quizá precedió muy de cerca la deposición de sedimentos marinos. De hecho, las aguas que cubrieron el norte de Europa quizá hayan sido el producto de un diluvio gigantesco.
De cualquier forma, para algunos turistas durante el verano de 2002, el aprecio de la naturaleza y de la historia convergieron para producir no sólo hermosos recuerdos sino también reflexiones y especulaciones interesantes acerca del pasado. Para ser específicos, estos depósitos de creta tienen muy poca profundidad como para pensar que los extensos períodos de tiempo ya propuestos sean razonables. También la pureza de la creta sugiere un ritmo acelerado del surgimiento de la misma en las columnas de agua, un ritmo tan extremo que cualquier influjo de sedimentos tuvo que haber ejercido un impacto apenas perceptible en el producto en su totalidad. Además, la enorme cantidad de pedernal apenas sí se explica de forma tímida por teorías que plantean diatomeas y restos de esponjas disolviéndose y más tarde la recristalización del material. Además de eso, el silicato obviamente entró en muchos fósiles antes que tuviesen tiempo de ser comprimidos por nuevas capas de sedimentos. La teoría secular no puede explicar esto. De manera alternativa se explican mejor los restos de pedernal por medio de la teoría que plantea las columnas calientes de silicato disuelto que se enfriaron a medida que emergían a la superficie en la columna de agua. El material caliente haría descender las algas hasta solidificarse como roca, todo en una crisis dramática. Finalmente, al ritmo acelerado de la erosión de los riscos y la enorme cantidad de pedernal que va quedando, nos muestran que el Canal Inglés se abrió muy rápidamente y de manera reciente. A mí todo esto me suena como un terrible diluvio relativamente reciente.