Por Leonel Ortíz
Reforma Siglo XXI, Vol. 6, No. 1
Hace muchos años, recién iniciaba mi vida cristiana, por mi posición en la Primera Iglesia de la Unión Evangélica Colombiana, de Cali (V), asistí como delegado a la convención anual de la denominación, en el campamento de la misma en el Llanito (Valle), Colombia.
Estoy hablando de la época de los 70, a mediados, cuando la entrada del movimiento Carismático Pentecostal a Colombia, tomaba la característica de invasión.
La Unión Misionera Evangélica Colombiana, era el resultado del trabajo para el Señor de Gospel Missionary Union (GMU). Los misioneros pioneros y fundadores en su mayoría tuvieron un trasfondo Presbiteriano Reformado. Pero, al pasar esta generación de pioneros, la situación en la obra en Colombia y, creo en América Latina, comenzó a cambiar rápidamente. El interdenominacionalismo en el movimiento misionero comenzaba a dar a la luz su engendro: LA SEDUCCIÓN DE LA EXPERIENCIA.
Durante la convención de que empecé a hablar en el Llanito (Valle), Colombia, reunía todos los pastores de la denominación y todos los delegados de las iglesias. Era magnífico aquel tiempo. Pero ya en esa época escuché una conversación entre varios pastores: La Iglesia de Pereira, decían, en menos de 2 años tiene 700 miembros. Todos estuvieron de acuerdo en manifestar que era un fenómeno asombroso. Y discutieron el asunto tratando de explicar las causas del fenómeno. Recuerdo que uno de los comentarios más debatidos y extensamente considerado, era que el pastor de la iglesia de Pereira no tenía formación teológica en el Instituto Bíblico, pero que con todo el Espíritu Santo lo estaba usando con gran poder. Los pastores no podían ocultar su admiración (¿o envidia?) por el pastor de la Iglesia de Pereira. La conclusión del diálogo fue más o menos así: “Vamos a tener que <<jalar>> al carismatismo, porque nuestras iglesias se están muriendo.”
El asunto es que de mi denominación inicial, tuve la noticia cinco años después de que el 95% de sus iglesias eran carismáticas pentecostales, incluyendo la Primera Iglesia Unión Misionera de Cali, donde inicié mi vida cristiana y donde yo y mi esposa fuimos bautizados. Hoy en día, podemos decir que mucho más del 90% de las iglesias, misiones y denominaciones cristianas en Colombia son Carismáticas y Pentecostales, en mayor o menor grado en sus prácticas y principios. El movimiento carismático pentecostal ha llevado a muchos a extremos indescriptibles y en otros muchos casos (gracias a Dios) a una crisis que los ha colocado en la posición de cuestionar sus creencias, sus prácticas y de evaluar el retroceso del movimiento.
Hace unos siete años, conversé con un pastor Cuadrangular que me visitó en Villavicencio y me decía, que su Iglesia en Bogotá, Colombia, estaba experimentado un fenómeno aterrador, según sus palabras: « La gente de mi congregación siempre es nueva. Llega mucha gente, pero mucha gente se va.» El movimiento carismático está llegando al punto que no encuentra experiencia satisfactoria y está peregrinando de iglesia en iglesia para buscar experiencias que llenen sus expectativas. En otras palabras, el pastor me dijo que estaba a las puertas de una crisis de consecuencias insospechadas.
Al mismo tiempo, mi esposa y yo dábamos gracias a Dios porque habíamos encontrado otros pastores y otras iglesias en Bogotá, que creían y predicaban las doctrinas de la Gracia. Lo sorprendente del hecho es que las doctrinas de la gracia, la fe reformada, están creciendo en Colombia y están cosechando adeptos en forma impresionante. Gracias a Dios. Hemos orado por este avivamiento por años y habíamos pedido al Señor compañerismo. En Bogotá existen por lo menos de cinco a ocho iglesias e instituciones de la Fe Reformada; incluyendo Institutos Bíblicos y Programas de Seminario. He oído de varios pastores e iglesias donde se predica y practica las doctrinas de la gracia en San Gil, en Barranquilla, en Santa Marta, en Riohacha, en Quibdó, en Medellín, y en otras ciudades más. Programas radiales y literatura se promueven a muy buena escala en Colombia; comenzamos a ser un impacto donde Dios nos ha llevado. Sólo Escritura, Sólo Gracia, Sólo Fe, por encima de la tradición, por encima de la experiencia y por encima de cualquier magisterio humano, parece ser la respuesta ideal para un país como Colombia y es lo que la gente está acogiendo hoy día.
Por estos tiempos oímos también de la CLIR y por medio de ella del movimiento de la Reforma en Centro América y México. En Brasil, en Chile y en tantas naciones Latinoamericanas. Aquí está pasando algo raro y le vamos a tener que «jalar» a la Reforma. ¡No estamos solos! ¡Dios se ha reservado sus fieles, como siempre! Gracias a Dios.
Pero, quisiéramos, desde lo más profundo de nuestros corazones, expresar nuestros sentimientos por si alguien quiere recogerlos y darles trámite en sus reflexiones: La época actual, especialmente en Colombia, es una época para el fortalecimiento del liderazgo y de nuestras iglesias. Cualquier general en el universo, primero entrena sus reclutas y organiza sus ejércitos. Entrena sus trabajadores y les instruye hasta la madurez. El afán expansionista no siempre es una virtud. Si saltamos algunos peldaños normales del crecimiento, algún día estaremos escribiendo la historia de otro fenómeno, distinto al de la proclamación de la Fe reformada y las doctrinas de la Gracia, en el continente Latinoamericano, especialmente en el contexto colombiano que es el que conozco bien. El expansionismo, los números no son necesariamente el testimonio, ni el resultado del éxito.
La masificación, sin profundización, sin entrenamiento serio, llenaría a nuestro país, de carismáticos “reformados”, por decirlo así, así como decimos ahora que en Colombia muchos son actualmente, católicos “evangélicos”, si es que la ironía alcanza a anunciar lo que quiero expresar. El trabajo sistemático, arduo, pero paciente y bajo el cobijo de la gracia de Dios, debería marcar nuestras actividades como Reformados.
Nosotros, personalmente, estamos preocupados, por la masificación, en la trasmisión de las doctrinas de la Gracia y de la Fe Reformada en Colombia. Los esfuerzos por un robusto y profundo compañerismo y una verdadera confraternidad, nos darían la fuerza que necesitamos para hacer de nuestros países blanco efectivo de nuestro esfuerzo evangelístico y misionero.
«Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros para que todos sean uno; como tú, OH Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. (S. Juan 17)
Es muy importante que los esfuerzos del compañerismo, la confraternidad, el fortalecimiento de nuestros líderes y de nuestras iglesias, sean una etapa a cumplir en estos años, sin distraernos en otras cosas. Hablo en el contexto Colombiano, específicamente, ignoramos la situación en otros países, pero ardemos en profundos deseos de ayudar a construir un sólido compañerismo latinoamericano con todas las iglesias e instituciones Reformadas.
La Mision Nacional Colombiana, MNC, tiene los siguientes ministerios en Colombia:
Iglesia Betania de La Reforma, Instituto Biblico Betania de La Reforma, Seminario Betania de La Reforma, Ibbr-mints, Programa Radial Estudiemos La Biblia (Villavicencio E Ibague), Gimnasio Campestre Betania, Proyecto Misericorida Camino de Emaus para los niños desprotegidos de Villavicencio, Proyecto Iglesia Betania de La Reforma de Ibagué, Proyecto Iglesia Betania de La Reforma Cali (Valle), Proyecto Rios de Agua Viva, Segunda Iglesia Betania de La Reforma en Villavicencio. Escuela Cristiana Gimnasio Campestre Betania.
Estamos a las órdenes de todos los hermanos de la fe reformada en Latinoamérica y nuestra infraestructura esta a la orden de la CLIR y de todos los hermanos, para conferencias, seminarios, cursos, visitas, compañerismo, cualquier cosa. Queremos apoyar decididamente con oración y con ofrendas el tremendo ministerio de la CLIR.