Por Guillermo Green
Reforma Siglo XXI, Vol. 8, No. 1
Como el agua que baja por la cloaca busca el lugar más bajo, y reposa solamente cuando encuentra una laguna estancada, así el error teológico sigue su curso hacia abajo, buscando su reposo lo más lejano posible de la luz pura de evangelio. Desde hace tiempos se enseña sobre los supuestos ‘derechos’ del diablo, y hoy no es sorpresa que un error como este adquiera popularidad entre los ignorantes y los falsos maestros.
La iglesia evangélica popular en América Latina desde sus comienzos ha tenido fuertes tendencias hacia el animismo o el paganismo autóctono. Las evidencias son abundantes, y reconocidas por muchos líderes. De hecho, mucho de la religión Católica popular se ha traspasado a la evangélica, con las supersticiones sobre demonios, espíritus y fuerzas animistas. La Iglesia Católica dejó intacto mucho de la ‘espiritualidad’ animista de los indios cuando los españoles conquistaron América Latina. Y la iglesia evangélica ha dejado intacto mucho de este mismo animismo ‘Católico’ mientras intenta ‘conquistar’ Latinoamérica. Una de estas tendencias paganas y animistas es el tema de los supuestos ‘derechos del diablo’.
Esta posición dice que el diablo tiene ‘derechos legales’ ante Dios mismo, que ni Dios puede violar. Siendo una teología bastante confusa, es difícil pedir a sus defensores que provean razones bíblicas y racionales del asunto, pero más o menos se presenta de la siguiente manera. El hombre, al caer en el pecado, ‘se vendió’ al diablo y el diablo adquirió derecho sobre todos los hombres pecadores. Estos derechos se cobran a cada rato, y los desastres a los seres humanos son el resultado de los caprichos del Maligno ejerciendo sus derechos sobre los pecadores. Los falsos maestros disfrazados de ‘pastores evangélicos’ son muy hábiles en utilizar todas sus artimañas para atemorizar a sus oyentes con la abundancia de ‘pruebas’ en la vida de los que son atrapados por el diablo. De la misma manera que los chamanes y brujos antiguos ejercían poder sobre las tribus indígenas, los brujos ‘evangélicos’ modernos hacen lo mismo – por medio de exaltar las fuerzas malignas, y manipular el sentido de incertidumbre que todos tienen ante la vida.
En los peores casos, se enseña que Jesús murió para pagarle al diablo el precio del rescate – ¡tan divinos y eternos son sus derechos! Esta herejía fue condenada en los primeros siglos, cuando Orígenes (cuarto siglo D.C.) lo ofreció como teoría de la expiación de Cristo, y ha sido rechazada desde ese entonces.
El carácter animista del ‘evangelio’ popular se ve en que ni siendo cristiano eres librado del diablo, sino que cada vez que pecamos volvemos a correr el riesgo de caer de nuevo en las garras todopoderosas del Diablo Todopoderoso. Los brujos modernos truenan desde sus púlpitos que tengan cuidado todos, porque el que peca, le otorga voluntariamente derechos cobrables al demonio. Y cobrar, sí lo hará. ¡Tiemblen desdichados … !
¿Cómo se puede librar de semejante enemigo? El antídoto, como es de esperarse, es una buena dosis de ‘magia blanca’. Las formas varían, pero una cosa es segura – no se encuentra en la libre y entera justificación por la fe en Cristo. El menú consiste de más recetas animistas. En algunas iglesias la ardua obra de liberarse debe comenzar en un ‘Encuentro’ – una reunión mística que busca ‘cortar’ con maldiciones pasadas empleando fórmulas específicas para hacerlo. Ciertas frases, cuales talismanes, son recomendadas para cubrirse con el poder de Cristo. ‘La sangre de Cristo’ ahora equivale lo que para los Católicos era ‘El sagrado corazón de Jesús,’ o la invocación de algún santo, que al invocarse producirá protección tanto de demonios como de una lluvia fría, o un perro bravo. Se enseña que el diablo tiene poder, mucho poder, pero ‘las buenas nuevas’ son que tú (con el asesoramiento del brujo) puedes librarte de él. Cada domingo podría haber una nueva revelación sobre cómo vivir tu vida libre del que te acecha y busca tu ruina – por eso tú no debes faltar. ¡Faltarías a la bendición! Miles de recetas son ofrecidas de acuerdo a la malvada imaginación de cada brujo. Y como el descaro es descarado, muchos brujos ahora han terminado con el engaño y sencillamente piden la ‘ofrenda’ (gallinas por favor no, dinero sí), echan la bendición, y si algo falla, es tu problema. En última instancia, échate una buena risa santa y por lo menos te olvidas del diablo por un rato.
La ‘teología’ de Raúl Vargas
La ignorancia hoy en el pueblo de Dios sólo se iguala por la ignorancia atrevida en los líderes. Una de las iglesias ‘evangélicas’ grandes aquí en Costa Rica es pastoreada por Raúl Vargas, quien publica un manual para preparar líderes en su iglesia. El manual se llama Academia de Obreros, y aprovechamos algunas de estas enseñanzas para mostrar cómo se utiliza el animismo para mantener al pueblo de Dios en esclavitud al temor (desconozco si todavía utilizan este manual, pero es paradigmático de estas enseñanzas).
Espíritus familiares, generacionales y genéticos
Vargas nos asegura que si un familiar muere sin arrepentirse, «ese espíritu inmundo sale de ese cuerpo buscando en quien meterse, por eso a través de generaciones se repite lo mismo … Los espíritus que estaban en un cuerpo andan buscando otro cuerpo» (Academia, 2). Sin hacer una pausa para analizar esta confusión a fondo, podríamos notar rasgos del paganismo puro. ¿Que es esto que el espíritu de los difuntos se mete en los vivos? Pero hay más – las maldiciones del diablo pueden ser transmitidas sin que tú te des cuenta por medio de tan sólo nacer – genéticamente. Afirma Vargas:
Ud. puede abrir la puerta para generaciones de maldad, pero hay derechos legales que fueron adquiridos por pactos satánicos, brujería, hechicería, ouija, consulta, lectura de manos y demás y todo lo que tiene que ver con el ocultismo, son derechos legales adquiridos y Satanás tiene ingerencia legal para entrar y matar o destruir porque hubo un pacto que no se ha roto en generaciones atrás. Pactos que tiene consecuencias de enfermedad, de ataduras, de vicios, de brujería, etc. Todo lo anterior debe de cortarse (Academia, 3).
Vargas procede a ‘probar’ sus alucinaciones, tomando como ejemplo el pacto que Josué hizo con los gabaonitas (Josué 9:1-13). Años después, el rey Saúl trató injustamente a los gabaonitas, matando a algunos, para adquirir terrenos para su familia y para Israel. Luego en el reinado de David, Dios castigó a Israel con sequía (ver 2 Samuel 21:1-9), y algunos familiares de Saúl debían morir a manos de los gabaonitas para apaciguar la ira de Dios. Vargas tergiversa este pasaje intentando probar algo, que a mí se me escapa. ¿Cuál es el punto? No queda claro. Vargas dice que Satanás cerró el cielo – ¿fue a favor de los gabaonitas? ¿Entonces por qué Dios le revela lo que tiene que hacer si es Satanás el que está operando? No hay lógica en la exposición. Pero esto es porque el punto es solamente la manipulación. Vargas termina esta parte con la siguiente advertencia solemne:
Identifique que ve de parte de su padre, o de su madre, hermano cuantos derechos familiares vienen, cuantos de ruina venían para matarle, y destruirle? Esta en usted cortar las maldiciones que hayan contra su vida (Academia, 4 – transcrito tal como viene en el Manual sin modificar la gramática, ¡que parece tan confusa como el contenido!).
Vargas se presta para torcer pasajes de las Escrituras, intentando fundamentar sus delirios con el único fin de manipular las almas sensibles de sus oyentes. Si fuera predicador del Evangelio de Cristo, jamás podría haber dicho «…está en usted cortar las maldiciones», sino que hubiera conducido a su oyente a Cristo, quien ya venció al demonio y reconcilia al que viene a Él, «y el perfecto amor echa fuera todo temor». Pareciera que Vargas no conoce este amor de Dios.
Los derechos ‘legales’ de Satanás
En un párrafo casi increíble, Vargas atribuye a Satanás los mismos derechos que tiene Dios. Transcribo textualmente:
¿Quien cerraba los cielos? (hablando del pasaje en 2 Samuel 21:1-9) Dios no, sino que Satanás cobró las facturas que se le debían, hay derechos legales, por eso lea Romanos donde declara que el termino justicia es determinante, Dios es justo y en la justicia no se toma por inocente al culpable, hay que pagar el precio, porque cree que Jesucristo se cobro nuestros pecados, Jesucristo recibió el castigo de nuestra paz, porque, si era Dios permitió que Jesucristo muriese, porque Dios es justo y los derechos legales son derechos legales y con derecho legal un demonio entra, mata y destruye…. ¿Por que muerto Saúl, la maldición espero hasta los días de David? Porque lo que hizo Saúl lo manejaba el departamento de cobro del reino de las tinieblas y quizás cuando estés mas tranquilo es que viene el cobro (Academia, 5).
Creo que ningún arreglo de la gramática puede arreglar la confusión que encontramos aquí. No quiero pensar que Vargas esté diciendo que Jesús murió para pagarle al diablo – aunque fácilmente se podría tomar así, ya que él menciona el sacrificio de Jesús junto con «el departamento de cobro de Satanás» y «los derechos legales de Satanás». Pero démosle el beneficio de la duda. ¿De dónde saca Vargas la idea que el diablo tiene ‘derechos legales’ como para cerrar el cielo y cobrar la vida de los hijos de Saúl? Esto la Biblia no sólo no lo enseña, sino que rechaza todo el concepto en todas sus partes, y hablaremos más de esto a continuación. Nos parece que Vargas está bien confundido en cuanto al papel de Satanás en este mundo, y también con respecto al propósito de la muerte de Cristo.
Ahora bien, dice Vargas que Jesús recibió el «castigo de nuestra paz» – pero según el contexto esta paz parece ser libertad del diablo. La Iglesia históricamente ha enseñado que la muerte de Jesús fue propiciatoria para Dios (basándose en un sinnúmero de pasajes, tales como Romanos 3:25,26). Jesús satisfizo la ira de Dios que estaba sobre nosotros, y fue hecho maldición para que fuéramos reconciliados con Dios (ver 2 Cor. 5:21). En cambio, Vargas interpreta la muerte de Cristo principalmente en relación a Satanás – nos ganó libertad. Es cierto que Cristo nos libró del poder del diablo, pero generalmente se refiere a su resurrección y el envío del Espíritu Santo con relación a estos temas.
En segundo lugar, Vargas contradice directamente la Biblia, cuando afirma que la causa de la sequía fue que «Satanás cobró las facturas que se le debían». Dos veces la Biblia afirma que colgaron los cuerpos «delante de Jehová» (2 Sam. 21:6,9), así dando a entender que era un castigo justo pedido por Dios. En ninguna parte del pasaje se da a entender que fue al diablo a quien se le debía el pago.
En tercer lugar, Vargas de nuevo recurre a la manipulación legalista en lugar de comunicar el evangelio: «…cuando estés mas tranquilo es que viene el cobro». Tácticas de los brujos manipuladores, y no de los que predican un verdadero evangelio de libertad.
Resumiendo las implicaciones de la teología de Raúl Vargas, parece que Satanás y Dios tienen poderes iguales, ya que los derechos de Satanás son inviolables. Lamentablemente la posición de Vargas carece por completo de fundamento bíblico.
Obteniendo la libertad según Raúl Vargas
Para obtener libertad del diablo, Vargas enumera cuatro formas de poder ‘romper’ con las maldiciones. 1) Orar, cortando pactos de generaciones. Tal vez Vargas podría mostrarnos en la Biblia dónde encontrar este mandamiento, o tan sólo un ejemplo de tal oración. 2) Orar pidiendo perdón por el pecado de nuestros padres. En este caso tenemos ejemplos bíblicos, pero en otro contexto de lo que Vargas enseña (por ejemplo, Daniel 9). 3) Romper con espíritus familiares, renunciando a ellos. De nuevo, esto carece de base bíblica. 4) Desatar la bendición para nuestros hijos, entrar en este pacto de sangre. No hay mandato en la Biblia de que ‘desatemos’ bendición para nuestros hijos, menos en el contexto casi mágico como lo pone Vargas.
Hemos tomado el espacio para transcribir aquí estas enseñanzas porque no sólo son proferidas a miles de personas cada domingo en la iglesia de Vargas, sino que son paradigmáticas para miles de pastores que repiten lo mismo a lo largo de nuestro continente.
El problema de fondo
El problema de fondo es que se ha abandonado el verdadero Evangelio por el animismo sensacionalista. Definamos los términos. El animismo es aquel paganismo que supone que ‘espíritus’ lo habitan todo. Hay buenos espíritus y malos espíritus (ángeles y demonios en la jerga evangélica), poseyendo a las personas (y aún a las cosas inanimadas, como logos de fábricas). Los hombres son acosados por malos espíritus, y deben recurrir a ciertas personas que tienen más sabiduría o más poder sobre ellos – los brujos y los chamanes. Estos brujos ‘saben’ cómo librarte de los espíritus mediante algunos rituales, palabras de poder, u otros secretos – a veces relacionado con ciertos sacrificios de animales.
El Catolicismo popular en Latinoamérica ha guardado muchos aspectos del animismo, creyendo en ánimas que tienen dificultad para abandonar el cuerpo de los difuntos, espíritus malignos que habitan casas o personas, etc, etc. Y los antídotos animistas abundan – agua santa, rituales de ‘palabras de poder’ (rezos, etc), exorcismos, otros ‘espíritus’ más poderosos (los santos y la virgen María), y sus brujos – sea un sacerdote, las famosas rezadoras, o bien un médium o una mujer que te lee las cartas o la mano, etc. Los evangélicos (especialmente los pentecostales) trasladaron muchas de estas prácticas a sus iglesias, sólo bautizandolas con un disfraz evangélica – ¡y a veces ni disfrazadas! Los espíritus generacionales de Vargas son el mismo paganismo sin disfraz. Las ‘palabras de poder’ no son rezos Católicos, pero tienen la misma función. Y encontramos los mismos brujos dentro de los círculos ‘evangélicos,’ quienes son los que tienen la llave para la libertad y el éxito. Aún los sacrificios de sangre reaparecen – en el Catolicismo el Cristo muerto y la comunión como ‘sacrificio’ juegan el papel de sacrificios sangrientos. Y la repetición del término ‘pacto de sangre’ (refiriéndose a Cristo) en el libro de Vargas deja grandes inquietudes dado su esquema animista. Para Vargas, el ‘pacto de sangre del Cordero’ por lo general no se encuentra en un contexto de reconciliación y perdón para con Dios, sino como ‘algo’ que te protege del diablo.
El animismo se opone al Evangelio verdadero específicamente en los siguientes puntos:
1) El animismo evangélico niega al Creador soberano – En la Biblia Dios se presenta como el único Soberano del universo, y no comparte su gloria con ninguno (Isaías 48:11). Ni el diablo ni nadie tiene ‘derechos’ sobre su mundo. Cuando Satanás quiso herir a Job, tuvo que pedirle permiso a Dios (Job 1:11.12). El diablo no puede alzar un sólo dedo sin el permiso de Dios. «Yo soy Jehová, y ninguno más hay … para que se sepa desde el nacimiento del sol y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo» (Isaías 45:5,6). ¿Cuáles derechos tiene Satanás ante este Dios? ¡Ninguno! La teología animista levanta dos poderes – Dios y el diablo – con el hombre en medio. Dios jala para un lado, y el diablo jala para el otro. La teología bíblica conoce un sólo Creador Soberano, quien manda sobre toda su creación, incluyendo diablos o espíritus malignos.
2) Al negar al Creador soberano, el animismo evangélico crea un dualismo anti-bíblico. La teología de Vargas no soporta que Dios podría ser el autor de la sequía en 2 Samuel 21. Para el animismo evangélico, las cosas ‘malas’ son del diablo, y las cosas ‘buenas’ son de Dios. Este animismo es típico en todo paganismo. El hombre es una víctima, colocado entre los espíritus buenos (en este caso Dios y los buenos ángeles) y los espíritus malos (el diablo, los demonios y los espíritus malignos generacionales, etc). Pero la Biblia no admite de ningún modo este tipo de dualismo. Afirma que los demonios realmente son inútiles – tienen oídos pero no pueden contestar oraciones, tienen manos pero no pueden salvar, tiene pies pero no pueden socorrer (ver Salmo 115 sobre los ídolos, que en 1 Cor. 10:20 se relacionan con los demonios). Es más, un demonio no puede ejercer ninguna influencia sobre una persona sin que Dios se lo envíe. Ya mencionamos el caso de Job. En ese caso fue Dios que retó a Satanás, y luego Dios mismo asume la responsabilidad por haber afligido a Job:
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? (Job 2:3).
Ni en el caso de Job podemos atribuir sus aflicciones sólo al diablo, sino que Dios mismo asume la responsabilidad. Fue Dios quien envió el espíritu maligno sobre Saúl como castigo por su rebeldía (1 Samuel 16:14, 15, 23; 18:10, 19:9, 20). Debe ser muy claro para el cristiano bíblico que los demonios son meramente siervos de Dios, al igual que todos los ángeles. El que odien a Dios y deseen el mal, no hace que sean menos sujetos a la voluntad de Dios. Dios dice: « … yo formo la luz y creo las tinieblas, hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto» (Isaías 45:7).
Sólo hay un Dios soberano – y todo lo demás creado obedece su voluntad. El animismo evangélico hoy niega esta verdad fundamental de la Biblia, así colocandose fuera del cristianismo histórico y calificándolo como secta.
3) Al crear un dualismo anti-bíblico, se pierde la esencia del pecado. Los animistas evangélicos, fieles a su esquema pagano, creen que el problema del hombre es cómo escapar de ser víctima de los espíritus malos para vivir una vida tranquila y obtener cosas buenas en esta vida. Consideran al hombre como un ser ‘neutral’ – ni bueno ni malo, pero acosado por espíritus dañinos. El término pagano significa ‘de la tierra’, y los modernos animistas evangélicos muestran su verdadera esencia pagana al ofrecer ‘liberación’ de los demonios malos para poder disfrutar de esta tierra (léase ‘evangelio de la prosperidad’). Su esquema es totalmente no-bíblico, vendido a un paradigma pagano. El ‘pecado’ no es en última instancia (para los animistas evangélicos) haber transgredido la ley justa de Dios y su santidad, sino una condición de esclavitud a poderes malignos. Realmente no tenemos ‘culpa’ personal en este esquema pagano, sino que somos víctimas de poderes que ‘se nos pegan’ de nuestros antepasados, o de cualquier otro lado. De modo que el ‘arrepentimiento’ realmente no existe, sino rituales para sacudirse de los demonios, para poder desatar las bendiciones de esta tierra. En la Biblia el pecado es la ruptura relacional entre Dios y el hombre pecador por haber transgredido la ley específica de Dios (1 Juan 3:4), y esta ruptura ha traído sobre la raza humana la maldición justa de Dios en todo aspecto. Los hombres merecemos todo lo malo que nos acontecen, y peor (como el infierno), por ser criaturas en rebelión contra nuestro Creador santo, bueno y justo. En última instancia, según la Biblia, la esencia del pecado no tiene nada que ver con el demonio. Con o sin demonio el hombre peca y es pecador – porque se rebela contra Dios el Creador. Pero el animismo evangélico ha reinterpretado el ‘pecado’ para representar una condición de sujeción a demonios, removiendo culpa y responsabilidad personal.
4) Al perder la esencia del pecado, se pierde la esencia de la obra de Cristo. Como vemos en la teología de Vargas, el animismo evangélico no sabe qué hacer con Jesús. En primer lugar, lo deja fuera del lugar central de la salvación. Las palabras sublimes de Pablo no tiene lugar en el animismo evangélico:
Justificados pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia… (Romanos 5:1-3)
La Biblia enseña que nuestro problema es relacional, y Cristo nos reconcilia con Dios – realmente y eternamente. Al contrario de la teología de Vargas, en la cual el demonio puede llegar a atar a los creyentes ante cualquier descuido de ellos, la Biblia enseña que somos tomados del estado de pecado y colocados dentro de la gracia de Dios mediante Jesucristo, y «estamos firmes en esta gracia». Vargas continuamente le dice a sus oyentes «¡cuidado, ahí hay un demonio!» – dando a entender que nadie está firme. Pero la Palabra de Dios nos enseña que la salvación es una obra de Dios que nos reconcilia con él, nos justifica por los méritos de Cristo, y nos coloca dentro de la gracia de Dios para siempre. Al reconciliarnos con Dios mediante la justificación en Cristo, podemos gloriarnos en toda circunstancia, aún en las aflicciones, porque ninguna cosa creada – ni los demonios – nos puede separar del amor de Dios que está en Cristo Jesús, Señor nuestro – ¡Aleluya! (Romanos 8:38,39). Tristemente, lo único que Vargas puede recetar son cuatro oraciones ‘mágicas,’ o peor aún, advertencias legalistas. Aunque sea un Cristo muerto, ¡Jesús está más presente en el viejo Catolicismo que en el nuevo animismo evangélico!
El dualismo pagano no permite una comprensión adecuada de la obra de Cristo. Ya que el diablo ocupa un lugar tan prominente en su esquema, no hay lugar verdadero para la obra de Cristo quien obedeció la ley perfectamente (su obediencia activa) y murió una muerte expiatoria (su obediencia pasiva). Perdiendo todo enfoque de la historia de la redención, y cómo Dios preparó su pueblo para la obra de Cristo a través de muchos años de tratar con ellos de manera redentora, el animismo evangélico sólo busca ejemplos en la Biblia de lo mismo – personas atrapadas por el demonio y su ruina, o personas desatadas para bendición. Las gloriosas enseñanzas del pacto de gracia, en el cual Dios se relaciona con su pueblo mediante una Cabeza de pacto, mediante un Mediador – todo ello señalando al Salvador – son ignoradas. La necesidad de un Salvador que obedeciera perfectamente la ley de Dios que Adán había transgredido, anunciado en el Antiguo Testamento y cumplido en la vida de Cristo, también es ignorada. Y la expiación eficaz de Cristo por los suyos también es ignorada o negada. Su animismo pagano sencillamente no tiene lugar para las palabras bellas de nuestro Redentor, «Conozco mis ovejas, y las mías me conocen … y pongo mi vida por las ovejas» (Juan 10:14,15). Jesús pagó el precio de reconciliación con el Padre, el Ofendido, así redimiendo a los suyos específicamente y eficazmente. Jesús no puso su vida en pago a Satanás, ni puso su vida en vano, sino que expió realmente las ofensas de los suyos ante el tribunal de Dios. La muerte de Jesús no tenía nada que ver con el diablo ni con su departamento de cobro. En Romanos 5:26 Pablo afirma que sólo por medio de la muerte de Jesús Dios se manifiesta tanto como el justo, y como él que justifica al que cree en Jesús. Se manifiesta justo, porque su justicia se mantuvo intacta al requerir la muerte sustitutiva de Cristo por su pueblo. Al igual que los sacrificios del Antiguo Testamento que eran ofrecidos a Dios, siendo una sombra de Cristo, Jesús ofreció su vida al Padre, y a nadie más.
5) Al sucumbir al paganismo terrenal, se pierde la naturaleza de la vida cristiana. El animismo evangélico percibe la salvación sencillamente como una liberación de los espíritus dañinos para poder realizar plenamente su paganismo, es decir, su religión de la tierra. Por supuesto todo esto viene en jerga evangélica y ‘bíblica’. Pero quitando los ropajes superficiales, la meta es nada menos que la ‘prosperidad’ terrenal, al igual que toda religión pagana. Los animistas evangélicos encuentran repugnante el llamado de Jesús de ‘negarse a si mismo, tomar su cruz, y seguirle’ (Marcos 8:34). Este llamado de Cristo simplemente no ajusta en el esquema pagano, y por tanto debe ser desechado. No encontramos en el animismo evangélico una comprensión adecuada del ‘arrepentimiento’, ya que enseña que el hombre más bien es víctima de fuerzas demoniacas. Los ritos de liberación sustituyen el arrepentimiento, y la ‘fe’ mágica sustituye la fe bíblica – el conocimiento del Evangelio y la confianza en Jesús quien me justifica. Para el animismo evangélico, la liberación es un fin, ya que te permite disfrutar de la prosperidad terrenal. Pero el Evangelio verdadero enseña que Dios nos libra del pecado y del poder de Satanás como un medio para servirle a él y a nuestro prójimo.
6) El animismo evangélico no comprende lo que hizo Jesús en su ministerio y por medio de su resurrección. Uno de los errores más serios de estas corrientes es el de traicionar la obra de Cristo específicamente su ministerio y su resurrección. El Nuevo Testamento está repleto de evidencias que muestran que Jesús rompió una vez por todas el poder del diablo para impedir el avance del evangelio. En Marcos 3:27 Jesús afirma que él está atando al hombre fuerte (el diablo) para saquear su casa – mostrado en la liberación de los endemoniados. Jesús se refiere específicamente a su obra y a lo que había venido a hacer. En Juan 12:31, refiriéndose a la hora de su muerte, Jesús afirma: «Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera». La muerte y resurrección de Jesús fue la derrota final del diablo; la Iglesia ahora avanzaría con poder y ¡cuidado o tomará al mismo Hades! (Mateo 16:18). Hay muchísimas citas que podríamos mencionar que afirman el señorío absoluto de Cristo, tales como Efesios 1:20-22: «(el poder de Dios) operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia». ¿Queda alguna duda sobre el lugar de Satanás aquí?
Nuestra lucha sigue siendo con las fuerzas y principados de las tinieblas. Pero esta lucha no es entre iguales de ninguna manera. Satanás está derrotado y Cristo es el Señor – punto. Esto implica que de ningún modo un demonio puede ‘meterse’ en un Cristiano. E implica también que fue Cristo quien ‘rompió’ todas las obras del diablo – si queremos usar esos términos. Nosotros no podemos ‘cortar, romper y desatar’ lo que Cristo ya hizo. El animismo evangélico tiene un concepto muy defectuoso de la obra de Jesucristo. Es injusto que los falsos maestros sigan sometiendo a miles de personas a la cruel tortura del miedo e incertidumbre cada semana, ¡habiendo plena certidumbre disponible! (ver Heb. 4:16; 10:22). El Cristiano debe vivir con un sentido de paz y confianza, no pensando en el próximo demonio que se le pueda meter, sino en cómo buscar oportunidades de servir a Dios y a su prójimo.
7) El animismo evangélico no comprende el poder de la Palabra de Dios. Confunden ‘palabras de poder’, es decir, magia – con la Palabra de Dios. Pero Dios dio la Biblia, y sólo la Biblia, como medio de salvación (Romanos 10:17) y como arma principal con que pelear (Efesios 6:17). Es notable que Pablo nunca instruye a Timoteo o a Tito (dos discípulos de Pablo que eran pastores) a que aten demonios, a que rompan maldiciones, a que desaten bendiciones, etc. Pero sí les instruye a que «guarden el buen depósito (el testimonio de las Escrituras)» (2 Timoteo 1:14; Tito 1:9), y les dice que su única forma de luchar debía ser «predicar la Palabra a tiempo y fuera de tiempo», nada más (2 Timoteo 4:1,2). Como todo movimiento sectario, el animismo evangélico desecha la suficiencia de las Escrituras, y añade enseñanzas humanas a los medios completos y perfectos de Dios – de esta manera despreciando lo que Dios ha dejado a la Iglesia. El animismo evangélico moderno no es heredero de la Reforma Protestante, sino una triste aberración y un retorno al paganismo Católicorromano.
Conclusión
La falta de base bíblica para las enseñanzas sobre los ‘derechos del diablo’ se ve en los mismos argumentos con que lo promueven. Las formas variadas y raras en que se intenta probar es evidencia de los fundamentos frágiles de estas doctrinas de hombres.
Rogamos a cualquier líder o pastor que lee esto y que ha caído en estos errores, a que se aparte de estas doctrinas anti-bíblicas, y vuelva a la pura enseñanza de la Palabra de Dios.
Consideramos que ya es hora que las corrientes anti-bíblicas y paganas sean denunciadas claramente. Las enseñanzas bíblicas sobre los atalayas deben constreñir a todo líder a que hable y luche por la verdad (volver a leer Ezequiel 33:1-6).