Por Guillermo Green
Reforma Siglo XXI, Vol. 13, No. 1
Nadie sabe qué es el Evangelio. Bueno, muy pocos le pueden dar una definición concisa de qué es el Evangelio. He hecho mi encuesta personal durante años, y los resultados no son alen- tadores. Y si no me cree, haga su propia encuesta. Pregúntele a cualquiera de la calle, o de su propia iglesia, ¿qué es el Evangelio?, y se convencerá de la crisis de fe que nos rodea.
- Evangelio
Muchos saben que el término evangelio significa buenas nuevas. Pero ¿cuáles son las buenas nuevas? Es ahí dónde muchos creen que las buenas nuevas son algo que nosotros tenemos que hacer. Muchos me dicen que el Evangelio son los Diez Mandamientos. O guardar la voluntad de Dios reve- lada en la Biblia. O estar con Dios. Algunos saben que el Evangelio tiene algo que ver con Jesucristo, pero cuando se profundiza más, hablan de obedecer sus mandamientos. Pero ninguna de estas respuestas son buenas nuevas, porque al preguntar sobre lo que la Biblia enseña cuando no guardamos la voluntad de Dios, todos saben que la respuesta es: “castigo”.
¿Entonces? ¿Cuáles son las buenas nuevas? Es aquí que muchos se quedan trabados.
2.¡Conocer el Evangelio es urgente!
Con frecuencia Jesús, Pablo, y Pedro dicen, “¡Velad”! ¿Por qué velar? Porque viene Jesucristo a juzgar a todos, y algunos serán salvos pero otros no entrarán al cielo, sino que serán casti- gados en el infierno (Mateo 24:42-51). Conocer y aceptar el Evangelio es lo más importante para todo ser humano. Jesucristo comenzó su ministerio diciendo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). Si no tenemos el Evangelio, no tenemos salvación.
Es urgente creer en el Evangelio.
3.Los puntos básicos del Evangelio
1. En primer lugar, Jesucristo enfatiza el arrepentimiento. Esto no es el Evangelio, pero es una requisito para poder recibirlo. Enfatizar el arrepentimiento significa aborrecer mi propio pecado, temer ante el Dios santo y recto, y buscar mi salvación fuera de mis propios esfuerzos.
2. En segundo lugar, aceptar el Evangelio es mirar 100% hacia Dios para la solución a la ruptura que mi pecado ha creado entre Dios y yo. Y el Evangelio consiste en la provisión de Dios Padre que hizo en Jesucristo su Hijo. El Evangelio consiste en la persona y obra del Hijo de Dios, Jesús. Podemos resumir el Evangelio en la siguiente forma:
- Nuestro pecado nos hace culpables ante Dios, y necesi- tamos ser perdonados y justificados ante su presencia. Ninguna criatura puede pagar por su propia culpa, ya que merecemos castigo eterno. Pero Dios dio a su Hijo como sustituto por nosotros, y derramó sobre él nuestro castigo:
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). Las buenas nuevas son que Jesucristo recibió el castigo que merecen los suyos, y por la fe en él recibimos su justicia y su perdón.
- El pecado nos esclaviza a una vida alejada de Dios, y afecta nuestros pensamientos, acciones, hábitos y voluntad. Nunca podemos realizar el propósito para el cual Dios nos creó mientras estamos esclavizados por el pecado. Tampoco podemos librarnos a nosotros mismos de esta suerte cruel. Pero Jesucristo nos libra del poder del pecado en nuestra vida, enviando su Santo Espíritu: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36).
Pablo resume el Evangelio con estas palabras, que son dignas de meditar con cuidado: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:1-2).
4.¿Cómo se recibe el Evangelio?
Recibir el Evangelio requiere una actitud de arrepentimiento sincero. De otra manera, estamos practicando una mera religiosidad. Dios busca adoradores que le adoren “en espíritu y en verdad” (Juan 4:23).
Recibir el Evangelio es abrazar a Jesucristo por la fe. Jesús dijo, “Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino por mi” (Juan 14:6). Creer en Cristo es confiar plenamente que el divino Hijo de Dios dio su vida para salvarme, y por medio de Jesucristo soy perdonado por Dios, justificado ante su tribunal de justicia, librado del pecado, y tengo vida eterna. Recibir el Evangelio es recibir al Señor y Rey de mi vida. Es recibir a una persona, Jesucristo, quien es Señor de señores. El viejo yo muere, y soy injertado en el cuerpo de Cristo, su Iglesia, con el propósito de aprender a ser un discípulo del Señor al escuchar su Palabra predicada cada domingo. También Jesucristo me toma en su Iglesia para glorificarle, sirviendo con los dones y talentos que me ha dado. El Evangelio es buenas nuevas para mi, y para todos los que me rodean, porque Dios se manifiesta por medio de los suyos para bendición de otros.
¡Que Dios bendiga su vida por medio de su glorioso Evangelio!