Reforma Siglo XXI, Vol. 19, No. 1
La Reforma reclamó la enseñanza bíblica de la soberanía de Dios sobre todos los aspectos de la vida del creyente. La vida entera es para vivirla para la gloria de Dios. Como dice el Catecismo Menor de Westminster:
“¿Cuál es la finalidad principal de la existencia del hombre?” “La finalidad principal de la existencia del hombre es glorificar a Dios, y gozar de él para siempre”.
Este propósito grande y perpetuo fue destacado por aquellos hombres de los siglos xvi y xvii que buscaban reformar la Iglesia de acuerdo con la Palabra de Dios. En contraste a la división monástica de vida en lo sagrado y lo secular perpetuada por la Iglesia romana, los reformadores entendían la vida entera sujeta bajo el señorío de Cristo. Cada actividad del cristiano ha de ser santificada para la gloria de Dios.
Como dice la Escritura:
Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. 1 Corintios 10:31
El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Pedro 4:11
Él hizo de nosotros un reino y sacerdotes para su Dios y Padre, a Él sea la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Apocalipsis 1:6
Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Pedro 3:18
A Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Efesios 3:21
La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Apocalipsis 7:12
Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén Romanos 11:36